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martes, 29 de julio de 2014

TOMANDO CAFÉ

Colaboración de Paco Pérez
Capítulo I
Cuando la tertulia está a tope de miembro siempre surgen temas graciosos desde todos los sillones y de todas las clases. Miguel es el veterano y, además, un hombre que nació, creció y desarrolló su actividad profesional siempre en Nerja. Esa circunstancia le hace conocer la historia del lugar y cuando se comenta algún tema él lo enlaza con hechos reales que ocurrieron aquí, algunas veces las historias que comenta guardan una similitud enorme con hechos de Villargordo y se las relatamos nosotros a él.

Una mañana comentábamos que algunas personas son muy fantásticas y esa forma de ser las lleva a contar historias personales que no se corresponden con la realidad que viven a diario.
Me voy a tomar la libertad de llamar a ese breve relato “El asesino del Mar Muerto”.
Miguel tomó la palabra porque quiso confirmar que lo que estábamos comentando era cierto y para ello pasó a recordar los hechos de una historia que vivieron hace ya un tiempo no muy lejano, como testigos, PacoEl veleño” y él, siendo los protagonistas de la escena ManoloMataperros” (un señor muy amigo de Miguel, al que conocíamos nosotros, y que falleció hace un mes) y ManuelEl del puente” (un anciano de 86 años, muy conocido nuestro y de otros muchos villargordeños, que ha estado en nuestro pueblo de caza en varias ocasiones).
ManuelEl del puente” se acerca algunos días hasta la tertulia, nos saluda, nos acompaña durante unos minutos y se marcha. Parece ser que un día fue a saludarlos y se metió de tertuliano con ellos, se debatía el tema de “Los viajes”.
Cuando intervino Manuel les comunicó que él había viajado mucho y que había conocido muchos lugares. Como suele ocurrir en los pueblos, todos nos conocemos y sabemos bien quienes van de verdad y quienes van de farol. Parece ser que éste tiene fama de farolero.
ManoloMataperros” aguantó mientras pudo sus fanfarronadas y en un momento de la conversación saltó como una costilla y atajó a ManoloEl del puente” así:
- Tú no has viajado más allá del estanco y lo más grande que has hecho en tu vida ha sido “MATAR al MAR MUERTO de una hostia”.
Otra historia real que nos contaron los lugareños fue la de los “Hombres de la sierra”.
En el pasado, muchas familias vivían en cortijillos diseminados por la sierra circundante y por eso ésta estaba muy poblada. Esas familias se buscaban la vida en las pequeñas propiedades que tenían cuidando sus rebaños de cabras, algunas vacas para el consumo de la familia, cultivando los productos propios de las huertas, con las viñas y sus derivados… Vivían pobres, es cierto, pero todos coinciden en afirmar que la mayoría marchaban razonablemente en lo económico y eso les hacía ser muy felices.
En el entorno de la “Loma de la cuadrilla”, paraje serreño, vivían varias de esas familias y esta historia fue protagonizada por JuanilloEl marranero” en su intento de entablar relaciones con una muchacha de la familia conocida con el apodo de “Las porras de hierro”. Este señor quiso entablar relaciones formales de matrimonio con ella, le insistió tanto que la muchacha se sintió agobiada por su forma de proceder y en una ocasión le pidió que la dejara en paz o se vería obligada a decírselo a los “hombres de la sierra”, nombre adjudicado en Nerja a los conocidos como “maquis”, para que le dieran un escarmiento.
Juanillo se mofó de las amenazas recibidas y le dijo:
- Los “hombres de la sierra” me cortan a mí los huevos.
Como no cesó en su acoso ella cumplió lo que le dijo y comunicó al grupo guerrillero lo que le ocurría y lo que Juanillo le había dicho de ellos.
Un día bajaron unos cuantos hasta la vivienda de la familia de Juanillo, lo cogieron, lo maniataron, hicieron una cruz de madera, lo ataron a ella en la era, comenzaron a afilar las navajas en su delantera y, cuando acabaron esta labor, le comunicaron que le iban a cortar los huevos.
El padre les pidió clemencia para su hijo porque era muy bueno y se ofreció a que eso se lo hicieran a él, no lo escucharon.
Para ejecutar su acción comenzaron por bajarle los pantalones con la intención de dejarle los huevos al aire y entonces se encontraron con la sorpresa de que una bola enorme de mierda le cubría el culo y los cataplines.
Entonces optaron por finalizar el asunto sin hacerle daño y, como el calendario marcaba el mes de enero, lo zanjaron con un cubetazo de agua fría en sus partes más sucias.  

  

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