Colaboración de Paco Pérez
Capítulo II
Los
hechos que nos ocurren a diario en nuestro entorno y el espectáculo que nos
puede ofrecer la Luna guardan una
cierta similitud… ¿Es una afirmación descabellada? Veamos por qué opino así.
Supongamos
que un matrimonio mayor viaja en compañía de su nieto de diez años en un
pollino, se cruzan con un grupo de jornaleros que van a su trabajo por el
camino andando, se saludan, ambos grupos se distancian y entonces un jornalero
dice a sus colegas:
-
No tienen conciencia, tres personas subidas en un pobre burro.
Más
adelante se baja el nieto y camina junto a ellos. Pasan por una venta y la
señora le dice al esposo:
-
¿Has visto? Esos viejos no tienen conciencia, hacen caminar al niño y ellos
subidos.
Un
poco más adelante se baja el anciano y se sube el niño. Pasan por las afueras
de un poblado y se cruzan con dos mujeres que transportan sobre sus caderas
unos cántaros llenos de agua. Cuando ven la escena comenta la más anciana:
-
El niño es un abusón, consiente que su anciano abuelo camine mientras él va
subido, cuando tenía que ser lo contrario.
No
había pasado mucho cuando encontraron una fuente y pararon para que abrevara el
animal, beber un poco agua ellos, refrescarse, tomar unos alimentos y descansar
unos minutos.
Cuando
reanudaron la marcha la abuela cedió su puesto en la montura al abuelo y ella
caminó junto al jumento. Se cruzan con unos braceros que regresaban al pueblo y
éstos, una vez que se habían alejado los viajeros, comentan:
-
¡Menudo par de machistas, ellos subidos y la vieja a pie! ¡La enseñanza que
está recibiendo el muchacho no puede ser peor!
Cuando
llevaban un rato caminando así acordaron darle al burro un descanso y caminaron
los tres junto a él. Se cruzaron con otras dos personas y al verlos caminar a
los tres junto al animal se sorprendieron mucho y uno de ellos dijo a su
compañero:
-
¡Hay que ser idiotas para caminar todos y no subirse en el animal ninguno!
Cada
escena que hemos retratado está justificada porque ocurre en un contexto
cargado de sensatez y coherencia por parte de los viajeros pero cuando se
cruzan con las otras personas éstas sólo comentan la escena que se representa ante
ellos en ese momento, la que ellos ven y utilizan para emitir su juicio, pero la
verdad es que no sopesan la posibilidad de que se dieran otras razones bien
distintas a las que ellos esgrimen para dictar sentencia.
Tres
personas y un animal nos han ofrecido la posibilidad de contemplar cinco combinaciones
diferentes, las que han propiciado otras tantas escenas plásticas y opiniones
para todos los gustos, las que fueron originadas por los enfoques que cada
grupo le dio.
Pues
igual ocurre con la Luna, el
elemento que aparece en la escena es el mismo, ella, pero la visión que se
tiene cambia en función del lugar donde se encuentra la persona que la observa
y la graba, en este caso Paco Pérez.
Las
he tomado en cuatro lugares diferentes y con elementos ambientales distintos,
lo que ha propiciado que las escenas sean totalmente diferentes.
Ahora
os invito a reflexionar sobre el mensaje que se nos ha regalado con los viajeros
y a comprobar con las fotos la misma realidad pero en la manifestación plástica
de las fotos que tomé.
Supongamos
que estamos en medio del campo y la noche está muy oscura, aparece la Luna y notros nos limitamos a mirar al
cielo… ¿Qué visión tendríamos si no hemos tomado puntos referenciales?
El
pasado mes de junio me encontraba en Nerja
y desde la terraza de casa tomé estas escenas… ¿Qué cambió para que apareciera
algo distinto? Luces, agua, arena, casas…
En
julio hicimos una visita a las Cuevas de
Nerja y Maro (una pedanía de
Nerja), en este pueblo teníamos como elementos distintos los acantilados, el
agua, las sombrillas del restaurante donde cenamos y algunos vegetales.
En
agosto nos trasladamos a Roquetas de Mar
y aquí, además de las cosas ya comentadas, encontramos barcos pescando, el
puerto y otros anclados en él para faenar al día siguiente.
En
septiembre regresamos a Villargordo
y me instalé en las eras del paraje conocido como Dehesa Boyar. Esperé pacientemente su puesta en escena. De regreso
tomé otras en un lugar diferente y desde la calle Granadillos, conocida popularmente como calle La Parra.
Creo
que está muy claro el cambio que toman las fotos en nuestro pueblo, también
tiene su encanto la Luna pero, para
mí, los otros elementos le mejoran a las escenas su belleza.
Mañana os ofreceré más escena de los distintos lugares.
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