Colaboración de José Martínez Ramírez
Entrega III
A
veces, por las noches, mi hijo
me
pide historias con final feliz,
fantasías
y verdades,
historias
que me obligan a mentir.
Intento
provocar admiración
y
risa, a veces lo consigo,
pues
su ignorancia lo permite.
Él,
ávido de aprendizaje,
las
devora, las hace suyas,
me
pide más, no puedo ofrecérselas
y
me siento un inútil
cuando
prende mi mano fuertemente.
Hoy
le he gritado, como un energúmeno.
Él,
con el solo gesto de un abrazo,
me
ha envuelto y me ha vencido.
Otra
vez, de madrugada,
él
dormía, yo respiraba su aliento
y
así sentí la paz más grande.
VIII
Quieta
como un ídolo.
Tal
vez, debajo del movimiento
incesante
de las cosas
exista
la quietud.
Tal
vez, debajo del ruido
exista
el silencio.
Llámame
cuando te hayas ido,
cuando
las olas se recojan
bajo
su fría espuma.
IX
La
higuera, el lentisco,
el
olivo, el laurel…
¡Arboleda
de mi cuartel!
El
galán, el limonero,
el
viento de otoño,
el
griterío de niños…
¡En
el patio del cuartel!
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