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sábado, 28 de febrero de 2015

El Abuelo

Colaboración de Manuel Torres García “Carchenilla”

Padre, anoche desperté,
y oí llorar al abuelo…

¿Por qué se nos va de casa,
ahora que está torpe y viejo?
¡Yo no quiero que se marche!
¡No quiero, padre, no quiero!

Tampoco yo, hijo mío,
mas... tienes que comprenderlo:
este piso que habitamos
es en extremo pequeño.
En este cuarto los padres,
en éste, tu hermano Pedro,
este otro para ti...
¡Y el pequeño para el perro!
Dime ahora: ¿Dónde quieres
que pongamos al abuelo?
Por eso, le hemos buscado
para su vejez un centro
y allí estará acompañado,
no nos echará de menos.
Y jugará sus partidas,
tendrá nuevos compañeros
a quienes contará las batallas
de la guerra de otros tiempos,
y frío no pasará,
le he comprado abrigo nuevo,
y aquella manta de lana
que guardó como recuerdo
porque era de su madre
y le tenía mucho aprecio.

Pero padre… ¿Tú has pensado,
ni tan siguiera un momento,
que es otra clase de frío
por lo que llora el abuelo?
¡Su frío es verse asilado,
arrinconado por viejo,
su frío es la vergüenza
de valer menos que el perro!

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