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domingo, 22 de marzo de 2015

AL “REINO DE LOS CIELOS” POR LAS OBRAS

Colaboración de Paco Pérez
JESÚS NOS ENSEÑA QUÉ ES PRIORITARIO PARA ALCANZAR EL “REINO” Y QUÉ NO
Las FIESTAS, han perdido su verdadero sentido y lo que digo es para intentar abrir una vía de reflexión sobre el tema. Lo haré partiendo del recuerdo… ¿Qué se hacía, qué hacemos y por qué?
En las de antes se recordaban los hechos del pasado, Dios y su pueblo eran los protagonistas, ahora se nos proponen los acontecimientos que tuvieron a Jesús como protagonista principal en la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión.
¿Seguimos ahora con recogimiento y verdadero sentido los hechos de aquellos días

Juzgar actuaciones ajenas nunca es sensato pero meditar sobre porqué ahora muchos cristianos centramos nuestra religiosidad, durante los días de Semana Santa, en darle prioridad a unos días de vacaciones en nuestros lugares de origen para visitar a la familia, descansar y acompañar a las imágenes en sus recorridos por nuestras calles es la realidad… ¿O no?
Si pretendemos mejorar lo que hay será bueno y para hacerlo parto de: <Todos los hechos ocurren (y ocurrieron) en un contexto histórico (los del pueblo de Dios también) y si ahora estamos en Semana Santa pues habrá que hacerlo en el de nuestra realidad>
Yo interpreto las celebraciones del A.T. como una mezcla en la que intervienen como elementos el recuerdo de unos hechos históricos en los que Dios actuó para dar un mensaje a su pueblo y un reconocimiento de éste por lo que recibía de Él (los frutos del campo y de los animales), éstas celebraciones estaban adecuadas a su realidad y cultura.
Ya pasaron los años en los que Dios trató de reconvertir el sentir religioso del pueblo desde la idolatría hasta la adoración de un solo  Dios y para ello nació Jesús. Él nos explicó los cambios y no fue entendido, por ejemplo: <El verdadero sentido del domingo>
¿Hemos entendido nosotros sus propuestas en nuestros tiempos?
Durante el tiempo de Cuaresma el clero nos enseña cuál es el verdadero sentido de la fiesta de Semana Santa, cierto, pero consienten las PROCESIONES, aunque tengan un sentido que no es el que debería ser (es mi opinión, la tengo así por lo que observo en ellas cuando asisto como espectador).
Siempre que surge el tema no dudo en manifestar lo que pienso, aunque no coincida con el argumento del clero: <Es un acto de fe y debemos respetarlas.>
Dios ordenó a Moisés construir una “imagen de serpiente”, pero lo hizo “para arreglar el problema de su picadura, bajo la condición de acercarse a ella con fe y no para adorarla”. Cuando comprobó que el pueblo no cumplía lo pactado ordenó destruirla… ¿Por qué tuvo que ser Dios, y no los responsables quienes  pusieran las cosas en su sitio?
Porque Él sí conoce la intención que nos acompaña cuando actuamos y los hombres, por desgracia, no. Por lo anterior sólo podemos confiar en lo que Él nos enseñó y de ahí que el clero considere correcto este tipo de celebraciones, no conoce las intenciones de quienes asisten pero Dios nos enseña que cuando hay desvío en el comportamiento debemos corregir el rumbo.
Yo, personalmente, opino que deberían ser tratadas a la luz de la realidad, es decir, que la manifestación personal de un día no justifica el mantener las procesiones dentro de la Iglesia Católica porque van impulsadas por situaciones personales en las que la resolución de sus problemas se asocian a la imagen, luego es su interés personal y no lo que vivió Jesús, en esos hechos se inspira la Semana Santa.
Hoy, la Iglesia nos propone unas lecturas de la Biblia para que sean conocidas y explicadas durante la celebración comunitaria de la Eucaristía y en ellas podemos encontrar unas aclaraciones lógicas sobre el tema. Veamos:
En JEREMÍAS 31,31-34 se puede comprobar la “evolución del mensaje” del Padre de manera anticipada y es una muestra de que no tenemos que estancarnos, con la venida de Jesús se confirmó.
Leyendo HEBREOS 5,7-9 podemos descubrir a un Jesús humanizado y con debilidades que pide al Padre que le ayude... ¿Es rara esta imagen para los hombres?
No. Opino así porque creo en Jesús hombre.
De este pasaje he salido reforzado en mi línea de pensamiento, presentarme ante el Padre con mis problemas de manera directa y no hacerlo a través de las imágenes. Lo siento, mientras más leo la Biblia más me convenzo de qué debo de hacer y qué no.
Con la lectura del texto de JUAN 12,20-33 podemos aprender el sentido auténtico de la Semana Santa.
El mensaje evangelizador de Jesús sobre el “Reino de Dios” dio sus frutos, viajó a otros lugares y fue aceptado, por eso vienen a conocerlo de otros lugares.
Quienes escucharon de Jesús que “el trigo debe de morir para que pueda dar buenos frutos” comprendieron qué tenían que hacer y le siguieron. Él tenía que cumplir los principios o planteamientos del grano de trigo. Por eso padeció la injusticia social, la condena humana, la incomprensión, el que lo crucificaran, la muerte en la cruz, el resucitar como había anunciado y la ascensión gloriosa hasta el Reino.
Si nos fijamos en el “camino que nos enseña Jesús” comprenderemos que va impregnado de un AMOR grande hacia Dios y el prójimo y un compromiso personal de SACRIFICIO, ausencia de EGOISMO, de SERVICIO a los demás sin esperar nada a cambio… ¿Podemos justificar nuestra religiosidad procesionando una imagen y despedirnos hasta el año siguiente?
La Semana Santa debe tener una interpretación correcta por nuestra parte porque verdadero sentido sí que lo tiene. Ella no es incorrecta, somos nosotros los incorrectos.
Insisto, Jesús pide ayuda al Padre y nosotros a las imágenes… ¿Por qué lo hacemos así si Él era el camino, la verdad y la vida?



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