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sábado, 21 de marzo de 2015

VOLVEMOS A LA NORMALIDAD, AHORA DESDE NERJA


Intentando recuperar las viejas costumbres, he comenzado hace unos minutos con la conexión del portátil a Internet y después he  continuado con la labor organizativa del material del Blogs, la que me llevará un tiempo, pues he de acoplar ahora los documentos de las muchas carpetas que dejé aparcadas en él al “zurro pelao”, expresión muy habitual de nuestro paisano José Carlos Castellano Calles.

Nada más iniciarla me he encontrado, en la primera carpeta que he abierto, un tema muy interesante que fue publicado el 27 de enero de 2014. En su momento lo consideré así y ahora que lo he vuelto a releer sigo pensando igual. El año pasado, cando intentaba encontrar un tema relacionado con los mayores, me topé con un blog desconocido, estaba administrado por Pilar Jericó, y en él puede leer escritos muy interesantes. El que les propongo hoy es porque así me lo pareció, espero que les guste.
Así he saboreado el ambiente desde el balcón y por las calles, he tenido tiempo para saludar a los amigos y conocidos y, como no, hemos tenido que reponer la despensa.
Saludos cordiales de Paco Pérez.

LA SABIDURÍA DE LA VEJEZ

Escrito publicado por Pilar Jericó en…

Si tuviéramos la capacidad de regresar hacia atrás en el tiempo, seguramente tomaríamos otras decisiones. Nos diríamos a nosotros mismos que no debíamos preocuparnos tanto por ese examen o por tal persona, asumiríamos más riesgos y, seguramente, aprenderíamos a disfrutar más de las pequeñas cosas. Dicha sabiduría se adquiere con la experiencia, pero ¿y si  no hiciera falta esperar para aprender y evitar posibles errores? 
Karl A. Pillemer, profesor de Desarrollo Humano en la Universidad de Cornell y gerontólogo de renombre internacional, se propuso resolver dicha pregunta en su libro: 30 Lecciones para Vivir. Para ello, entrevistó a más de 1000 personas de entre 80 y 90 años para conocer cuáles eran sus principales aprendizajes. Pillemer se sorprendió con la honestidad inflexible de sus entrevistados, la cantidad de puntos en común que compartían a pesar de trayectorias tan diferentes y de cómo narraban con claridad extrema sus historias de amor, de pérdida, de lucha y de esperanza. Y el motivo es sencillo: cuando el tiempo se convierte en el recurso escaso, como diríamos los economistas, las prioridades se transforman.
Veamos algunas de las conclusiones de su estudio, que puede servirnos como aprendizaje:
1.- No te obsesiones con el dinero: Cuando somos jóvenes podemos vernos tentados a condicionar nuestra trayectoria profesional en función del beneficio económico que podamos obtener. En nuestra sociedad, el dinero se “vende” como símbolo de éxito o como un camino para ganar autoestima. Sin embargo, ni una sola de las personas que entrevistó Pillemer dijo que dejarse la piel por ganar mucho dinero valiera la pena, o escoger trabajos solo movidos por la ganancia futura o por acumular más que los de alrededor. Como se dice tradicionalmente, el dinero es un buen siervo pero un mal amo; y las personas mayores corroboran dicha conclusión.
2.- Busca tu pasión: En algún momento podemos preguntarnos ¿qué he hecho con mi vida? Si no nos gusta la respuesta que nos damos, puede que el tiempo no juegue a nuestro favor. Por ello, los entrevistados sugieren que en todas nuestras decisiones busquemos aquello que nos haga felices en vez de posponerlo para cuando llegue el fin de semana o las vacaciones. Y sobre todo, busquemos los medios para alimentar nuestra pasión, aquello que nos hace realmente grandes por dentro: un deporte, una afición… Al final, es lo que realmente importa.
3.- Descubre el mundo viajando: La mayor parte de las personas que participaron en la investigación manifestaron su deseo de haber viajado más y haber conocido más mundo. Posiblemente, esté relacionado con nuestra curiosidad o con nuestra necesidad de salir de la rutina. Y aquí no importa tanto cómo se realice dicho viaje (ya que algunos destacaron los que hicieron con mochilas al hombro), sino atrevernos a vivir experiencias en otras culturas, con otras personas. En definitiva, abrirnos a aprender.
4.- No temas las nuevas oportunidades: Rechazar un cambio de trabajo, pasar un tiempo viviendo en el extranjero u otro tipo de aventuras por miedo al resultado, es una manera errónea de acercarse a la vida. El miedo es lo contrario a la felicidad, como hemos comentado en otras ocasiones. De acuerdo con nuestros mayores, el hecho de abrazar nuevos desafíos nos reporta nuevo conocimiento y satisfacción y, sobre todo, la sensación de sentirnos plenos. Al final, como dijo Elisabeth Elisabeth Kuber-Ross, médico que trabajó con enfermos terminales durante casi cuarenta años: [Las personas nos lamentamos de dos cosas antes de morir: De no habernos reconciliado con alguien, un familiar generalmente, y de no habernos atrevido a hacer más cosas.
Si no tuviéramos miedo, ¿en cuántas más cosas nos involucraríamos?
5.- Para disfrutar del trabajo… ¡Hay que ser agradable!: Las personas entrevistadas habían conocido a personas exitosas y a otras que no lo eran tanto. Según ellos, no importa el talento que tengas o lo brillante que seas, para tener éxito hay que desarrollar también nuestras habilidades interpersonales o lo que Daniel Goleman bautizó como “inteligencia emocional”. Podemos estar centrados en estudiar o en adquirir más conocimientos técnicos, pero nunca debemos perder de vista lo realmente importante: trabajar nuestra empatía, escuchar a los demás, resolver conflictos de manera asertiva o ser valorados por las personas que nos rodean.
6.- Elige a una pareja similar a ti: ¿Cuántas veces hemos escuchado que los polos opuestos se atraen? Las investigaciones revelan que esto ha quedado en un mito, como recogimos en otra investigación anterior. Las relaciones duraderas y en las que las personas se sienten satisfechas son aquellas formadas por personas que comparten estilos de vida, valores y pueden mantener conversaciones que satisfagan a ambos.
7.- No pierdas tiempo preocupándote por lo que no está bajo tu control: Invertimos un tiempo excesivo preocupándonos por cosas contra las que no podríamos hacer nada, y es más, la mayoría de las veces… ¡Ni tan siquiera suceden!
Los entrevistados coincidían en que el tiempo es nuestro recurso más preciado, preocuparse por acontecimientos que quizá ni se produzcan es un desperdicio imperdonable. Así pues, la sugerencia consiste en aplicar puro sentido común a nuestra vida y a nuestras preocupaciones.
8.- No pienses a largo plazo mientras te pierdes el presente: Es curioso que necesitemos vivir toda una vida para darnos cuenta de lo importante que es disfrutar del momento actual. “Ya haré lo que me gusta dentro de unos años…”, “Todo mejorará dentro de un tiempo…” son afirmaciones que seguramente nos hayan asaltado alguna vez y que nos llevan a poner esperanzas en un futuro incierto. Tratar de gestionar nuestro futuro es natural y necesario, pero por ello no podemos perder de vista lo que estamos viviendo hoy.

Aprovechemos la sabiduría dada por nuestros mayores para que cuando un día miremos hacia atrás, tengamos la certeza de que volveríamos a vivir la misma vida si tuviéramos otra oportunidad.

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