Intentando
recuperar las viejas costumbres, he comenzado hace unos minutos con la conexión
del portátil a Internet y después he
continuado con la labor organizativa del material del Blogs, la que me
llevará un tiempo, pues he de acoplar ahora los documentos de las muchas carpetas
que dejé aparcadas en él al “zurro pelao”,
expresión muy habitual de nuestro paisano José
Carlos Castellano Calles.
Nada más iniciarla me he encontrado, en la primera
carpeta que he abierto, un tema muy interesante que fue publicado el 27 de
enero de 2014. En su momento lo consideré así y ahora que lo he vuelto a releer
sigo pensando igual. El año pasado, cando intentaba encontrar un tema
relacionado con los mayores, me topé con un blog desconocido, estaba
administrado por Pilar Jericó, y en
él puede leer escritos muy interesantes. El que les propongo hoy es porque así
me lo pareció, espero que les guste.
Así
he saboreado el ambiente desde el balcón y por las calles, he tenido tiempo
para saludar a los amigos y conocidos y, como no, hemos tenido que reponer la
despensa.
Saludos
cordiales de Paco Pérez.
LA SABIDURÍA DE LA VEJEZ
Escrito
publicado por Pilar Jericó en…
Si
tuviéramos la capacidad de regresar hacia atrás en el tiempo, seguramente
tomaríamos otras decisiones. Nos diríamos a nosotros mismos que no
debíamos preocuparnos tanto por ese examen o por tal persona, asumiríamos más
riesgos y, seguramente, aprenderíamos a disfrutar más de las pequeñas cosas.
Dicha sabiduría se adquiere con la experiencia, pero ¿y si no hiciera falta esperar para aprender y
evitar posibles errores?
Karl A.
Pillemer,
profesor de Desarrollo Humano en la Universidad de Cornell y gerontólogo de
renombre internacional, se propuso resolver dicha pregunta en su libro: 30
Lecciones para Vivir. Para ello, entrevistó a más de 1000 personas de
entre 80 y 90 años para conocer cuáles eran sus principales aprendizajes. Pillemer se sorprendió con la
honestidad inflexible de sus entrevistados, la cantidad de puntos en común que
compartían a pesar de trayectorias tan diferentes y de cómo narraban con
claridad extrema sus historias de amor, de pérdida, de lucha y de esperanza. Y
el motivo es sencillo: cuando el tiempo se convierte en el recurso escaso,
como diríamos los economistas, las prioridades se transforman.
Veamos
algunas de las conclusiones de su estudio, que puede servirnos como
aprendizaje:
1.-
No te obsesiones con el dinero: Cuando
somos jóvenes podemos vernos tentados a condicionar nuestra trayectoria
profesional en función del beneficio económico que podamos obtener. En nuestra
sociedad, el dinero se “vende” como símbolo de éxito o como un camino para
ganar autoestima. Sin embargo, ni una sola de las personas que entrevistó Pillemer dijo que dejarse la piel por
ganar mucho dinero valiera la pena, o escoger trabajos solo movidos por la
ganancia futura o por acumular más que los de alrededor. Como se dice
tradicionalmente, el dinero es un buen siervo pero un mal amo; y las
personas mayores corroboran dicha conclusión.
2.-
Busca tu pasión: En
algún momento podemos preguntarnos ¿qué he hecho con mi vida? Si no nos gusta
la respuesta que nos damos, puede que el tiempo no juegue a nuestro favor. Por
ello, los entrevistados sugieren que en todas nuestras decisiones busquemos
aquello que nos haga felices en vez de posponerlo para cuando llegue el fin de
semana o las vacaciones. Y sobre todo, busquemos los medios para alimentar nuestra
pasión, aquello que nos hace realmente grandes por dentro: un deporte, una
afición… Al final, es lo que realmente importa.
3.-
Descubre el mundo viajando: La
mayor parte de las personas que participaron en la investigación manifestaron
su deseo de haber viajado más y haber conocido más mundo. Posiblemente, esté
relacionado con nuestra curiosidad o con nuestra necesidad de salir de la
rutina. Y aquí no importa tanto cómo se realice dicho viaje (ya que algunos
destacaron los que hicieron con mochilas al hombro), sino atrevernos a vivir
experiencias en otras culturas, con otras personas. En definitiva, abrirnos a
aprender.
4.-
No temas las nuevas oportunidades:
Rechazar un cambio de trabajo, pasar un tiempo viviendo en el extranjero u otro
tipo de aventuras por miedo al resultado, es una manera errónea de acercarse a
la vida. El miedo es lo contrario a la felicidad, como hemos comentado en otras
ocasiones. De acuerdo con nuestros mayores, el hecho de abrazar nuevos desafíos
nos reporta nuevo conocimiento y satisfacción y, sobre todo, la sensación de
sentirnos plenos. Al final, como dijo Elisabeth
Elisabeth Kuber-Ross, médico que trabajó con enfermos terminales durante
casi cuarenta años: [Las personas
nos lamentamos de dos cosas antes de morir: De no habernos reconciliado con
alguien, un familiar generalmente, y de no habernos atrevido a hacer más cosas.]
Si
no tuviéramos miedo, ¿en cuántas más cosas nos involucraríamos?
5.-
Para disfrutar del trabajo… ¡Hay que
ser agradable!: Las personas entrevistadas habían conocido a
personas exitosas y a otras que no lo eran tanto. Según ellos, no importa el
talento que tengas o lo brillante que seas, para tener éxito hay que
desarrollar también nuestras habilidades interpersonales o lo que Daniel Goleman bautizó como “inteligencia emocional”. Podemos estar
centrados en estudiar o en adquirir más conocimientos técnicos, pero nunca
debemos perder de vista lo realmente importante: trabajar nuestra empatía,
escuchar a los demás, resolver conflictos de manera asertiva o ser valorados
por las personas que nos rodean.
6.-
Elige a una pareja similar a ti: ¿Cuántas
veces hemos escuchado que los polos opuestos se atraen? Las investigaciones
revelan que esto ha quedado en un mito, como recogimos en otra investigación anterior.
Las relaciones duraderas y en las que las personas se sienten satisfechas son
aquellas formadas por personas que comparten estilos de vida, valores y pueden
mantener conversaciones que satisfagan a ambos.
7.-
No pierdas tiempo preocupándote por
lo que no está bajo tu control: Invertimos un tiempo excesivo
preocupándonos por cosas contra las que no podríamos hacer nada, y es más, la
mayoría de las veces… ¡Ni tan siquiera suceden!
Los
entrevistados coincidían en que el tiempo es nuestro recurso más preciado, preocuparse
por acontecimientos que quizá ni se produzcan es un desperdicio imperdonable.
Así pues, la sugerencia consiste en aplicar puro sentido común a nuestra vida y
a nuestras preocupaciones.
8.-
No pienses a largo plazo mientras te
pierdes el presente: Es curioso que necesitemos vivir toda una
vida para darnos cuenta de lo importante que es disfrutar del momento actual.
“Ya haré lo que me gusta dentro de unos años…”, “Todo mejorará dentro de un
tiempo…” son afirmaciones que seguramente nos hayan asaltado alguna vez y que
nos llevan a poner esperanzas en un futuro incierto. Tratar de gestionar
nuestro futuro es natural y necesario, pero por ello no podemos perder de vista
lo que estamos viviendo hoy.
Aprovechemos
la sabiduría dada por nuestros mayores para que cuando un día miremos hacia
atrás, tengamos la certeza de que volveríamos a vivir la misma vida si
tuviéramos otra oportunidad.
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