Colaboración de José Carlos Castellano
Andando
con donaire y vivarachas,
con
el cuerpo: firme, duro y entallado.
Te
dejan: pensante, ausente y callado.
Tu
hermano se pone tierno cual gachas.
Cada
vez que ves jóvenes muchachas,
con
esas delanteras y traseras.
A
tu hermanillo le entran las lloreras,
no
alza, enfadado, al pensar en sus cachas.
Después
que la juventud ha volado,
comienzan
a aparecer los achaques
y
se ha perdido el vigor del pasado.
A
tu hermano le dices, no te ataques,
que
pensar comer tan dulce bocado
no
son más que muy enormes disparates.