Colaboración de Paco Pérez
El
pasado 24 de diciembre me encaminé hasta el
Museo “Cerezo Moreno” y lo hice atraído
por el deseo de ver el “BELÉN” que se exponía durante estos
días en una de sus salas. Unas fechas antes me informó Juan Moreno Moreno
de que le habían propuesto, desde el Ayuntamiento, montar un belén con los
elementos decorativos que él había ido creando y guardando durante unos años.
Toda esta silenciosa labor la realiza como fruto de su afición por la
construcción artesanal de miniaturas.
Cuando
llegué al entorno del Museo la noche
ya cubría con su manto negro nuestras calles, caminaba bien por el alumbrado
público porque hasta la Luna se me mostró con su regalo luminoso tacaña y no me
ofreció el luminoso rostro de queso manchego, sólo se atrevió a presentarse con
una imagen raquítica, la de rodaja de sandía.
Me
cabreé con ella al verla así y le dije de todo: tacaña, entelerida, enclenque…
Mientras la piropeaba así iba caminando solo y en silencio por la calle José Antonio
del Moral Garrido en dirección al Museo, pero unos minutos después reflexioné y
reaccioné pues comprendí que había sido totalmente injusto con doña Luna porque
la imagen que nos ofrecía a los hombres en ese momento era de humildad ya que nos estaba enseñando en
silencio que esa noche no le tocaba a ella acaparar el protagonismo, le
correspondía a un niño que iba a
nacer en Belén. Lo haría en el seno de una familia humilde y en
un establo, por eso los elementos y
seres del Universo debían mostrarse, esa noche, humildes ante la inminente venida
del Mesías.
El
entorno del lugar al que me dirigía sí ofrecía una preciosa iluminación, el mensaje
de la Luna no había calado en el costumbrismo local y las autoridades, a pesar
de la crisis, tienen que cumplir con la tradición pues, aunque estamos en NAVIDAD, si no nos iluminan en estos
días así las críticas les lloverían y como estamos en año de elecciones pues no
se pueden correr riesgos innecesarios.
Quedé
maravillado con el ambiente del entorno y, antes de entrar en el edificio, tomé
unas fotos de él:
Una
vez que estuve dentro del Museo comprobé que ya estaban allí los dos amigos con
los que acordé visitar el Belén, Ramón Jiménez y Pedro Berrio. Los tres fuimos
puntuales con la hora acordada, las 19:00, la prueba del algodón de lo que digo
está la foto donde se contempla el reloj. Para Pedro, lo supongo, debió ser una
experiencia agradable porque está iniciándose en el maravilloso mundo de la
fotografía y era su primera salida nocturna.
Antes
de comenzar a tomar las fotos hice una exploración ocular del conjunto expuesto
y la mente, mientras lo hacía, me empujó de manera brusca hacia el pasado. Así,
de manera inesperada, viajé en el tiempo hasta Belén de Judá ayudado por los relatos bíblicos que había leído y por
las miniaturas que el amigo Juan nos mostraba allí. Mientras preparaba la
cámara aplicándole los ajustes manuales que consideré oportunos para iniciar la
grabación decidí relataros la historia real que allí ocurrió hace 2014 años en esa
aldea tan pequeña.
Muchos
años antes de que sucedieran los acontecimientos históricos de Belén, Dios ya había anunciado a las gentes de Israel que ocurrirían ciertos hechos, no dijo cuándo, pero la
verdad es que sí sucedió muchos años después; ese anuncio lo hizo por mediación
de unos hombres muy creyentes y fieles a Él, los profetas. A uno de ellos, llamado Miqueas, le correspondió ese honor y, como ocurrió otras muchas veces,
las palabras que pronunció no fueron tomadas en consideración en el momento de
comunicarlas pero unos siglos después se cumplieron de manera precisa en el
lugar y en los sucesos anunciados.
En
aquellos tiempos Belén era una aldea
pequeña y sus habitantes vivían de las labores propias de la agricultura, la
artesanía y el comercio:
Si
queremos confirmar la veracidad de los hechos proféticos tenemos que husmear en
la Biblia y leer a Miqueas en 5,1: [Pero tú, Belén de
Efratá, pequeña de entre los clanes de Judá, de ti me saldrá quien señoreará en
Israel, cuyos orígenes serán de antiguo, de días de muy remota antigüedad. Por
eso los entregará hasta el tiempo en el que, la que ha de parir, parirá…].
Pasaron
los años y el emperador Augusto, mediante un decreto, ordenó que todos los
habitantes del imperio tenían que ir a las ciudades y pueblos donde nacieron a empadronarse,
así cumplirían lo mandado pues tenía que redactarse el censo de población de
cada lugar con la finalidad de facilitar a los funcionarios del imperio la
recaudación de los impuestos.
En
aquellos días José vivía en Nazaret con su esposa María, la que ya estaba embarazada y
muy avanzada en su gestación pero como él había nacido en Belén de Judá pues hasta allí se encaminaron en su burro para
cumplir con las leyes que Roma les imponía.
Cuando
llegaron a Belén intentaron buscar
alojamiento pero la posada del lugar ya estaba ocupada.
Como
la noche se aproximaba y María estaba muy cansada del viaje pues tuvieron que
acomodarse en un establo de los alrededores del lugar para no dormir a la
intemperie y sufrir la crudeza de ella en sus cuerpos.
Una
vez instalados allí María comenzó a
sentir los dolores previos al nacimiento de un hijo y, rodeada de animales y ayudada
por José, lo trajo al mundo, le pusieron
por nombre Enmanuel que significa, Dios con nosotros.
¡¡¡Así se cumplieron las palabras del profeta
Miqueas!!!
Cuenta
la Biblia que unos pastores que estaban cuidando sus
rebaños cerca del establo acudieron hasta él y lo adoraron. También que unos Magos que vivían en Oriente fueron
informados de manera extraordinaria de lo que acababa de ocurrir en Belén pues, como en aquellos tiempos se
hablaba mucho del nacimiento del Mesías,
ellos confiaron en el mensaje recibido y se encaminaron hasta el lugar donde
había ocurrido para adorar al niño que acababa de nacer.
Los
magos eran unas personas muy cultas en aquellos tiempos, se dedicaban al
estudio de los astros mediante la observación y no a practicar la magia. De ahí
que ellos recibieran por los astros, de manera extraordinaria, el anuncio del
nacimiento del rey de los judíos y, guiados por una estrella, vinieron en sus
camellos a visitarlo.
Empujados
por una fuerza extraordinaria llegaron hasta Jerusalén, la estrella se
perdió y entonces preguntaron por Él.
Este
hecho lo encontramos en Mateo 2,2:
[¿Dónde está el rey de los judíos que acaba
de nacer?].
Nació
Jesús, en Belén de Judá, bajo el
reinado de Herodes el Grande y, cuando éste se enteró de que unos Magos habían
llegado de Oriente preguntando por el rey
de los judíos los mandó llamar para averiguar cosas sobre Él, pues temía
que le arrebatara su trono.
Mandó
llamar a los expertos y éstos le comunicaron que estaba anunciado que nacería
en Belén. Herodes se lo comunicó a
los Magos y les pidió que cuando lo encontraran le informaran dónde se alojaba
porque él también iría a visitarlo.
Cuando
abandonaron el palacio de Herodes la estrella apareció de nuevo y volvió a
mostrarles el camino. Al llegar a Belén
se quedó quieta encima del lugar donde se encontraba la Sagrada Familia. Entraron donde estaban alojados, encontraron al
niño con José y María, se postraron, lo adoraron y le ofrecieron sus regalos.
Esta noche he
disfrutado con la muestra expuesta debido a la belleza de sus figuras, porque
creo que está bien montada y, sobre todo, porque el amigo Juan se lo ha currado muy bien.
A
la salida continué disparando, acompañado de Ramón y Pedro.
Al
llegar a casa medité sobre el tema y comprobé que 2014 años después la esencia
de la vida sigue siendo la misma, cuando entran en juego los humanos, pues
seguimos comportándonos exactamente igual. Veamos el paralelismo que hay:
1.-
Unos gobernantes que nos llevan el país al descalabro financiero y a las
familias a la miseria con su mala gestión por guerras, despilfarros,
apropiación indebida de caudales públicos…
Roma
lo hizo con el pueblo de Israel y la mayoría de nuestros políticos regionales y
nacionales con nuestra amada ESPAÑA.
2.-
Roma mandó censar a la población para que no se escapara nadie, ni los gatos,
de pagar los impuestos que ellos necesitaban recaudar para mantener su política
dictatorial e imperialista.
No
les importaba, para nada, el sufrimiento de la población para poder alimentarse
y para conseguirlo recurrían, si era necesario, a la fuerza de las armas. Lo
importante es que no les faltara a ellos.
Nosotros
estamos padeciendo los efectos de su mala gestión y también nos aumentan los
recortes y los impuestos para salir adelante. No usan armas físicas para
matarnos pero sí nos aniquilan la estabilidad emocional con los embargos y los desahucios.
Los
nuestros, igual que Roma, nos estrujan pero ellos no quitan: diputaciones,
senado y autonomías. Tampoco reducen el número de los diputados nacionales y no
se rebajan los sueldos.
Con
ellos se cumple el refrán: [Estando los
gallos bien comidos que expurguen las gallinas y los polluelos en los
desperdicios de ellos.].
3.-
A Herodes el Grande le importaba un comino cumplir con el Mesías, el rey de los
judíos. Lo que sí le importaba de verdad era que éste nuevo personaje de Israel
lo desplazara de su sillón. Se preocupó del tema para acabar con Él en el
futuro, no quería verse sorprendido.
Eso
sigue ocurriendo en nuestros días pues sólo se preocupan nuestros políticos de
no caerse del sillón, los que están ya en él, y, los que aspiran a ocuparlo,
montan todas las patrañas habidas y por haber para auparse a él en las
próximas.
Lo
que no les preocupa es cómo arreglar de verdad la Economía y la Justicia.
Que
el Mesías que acaba de nacer en Belén se apiade de nosotros y dé por
suficiente el sufrimiento que padecen algunas personas, que la crisis retroceda
ya, que no prosperen los discursos demagógicos porque no PODEMOS en pleno siglo
XXI aguantar más mentiras de las que ya nos han colocado y que no quede en
libertad ni un político español que esté acusado y sentenciado como ladrón.
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