Colaboración de José Martínez Ramírez
Y
lloraban las arenas
mire
usted qué maravilla,
pero
no lloraban de pena
lo
hacían de alegría.
Desde
Cádiz a la Barceloneta
las
gaviotas, por bulerías,
perfuman
el viento con crema
de
albahaca y manzanilla.
Llego
tarde princesa
se
me ha ido volando la vida,
ella
deshoja traviesa,
jugando
entre la mar y la quilla,
las
velas de tu barco de fresa.