lunes, 29 de diciembre de 2014

VILLANCICO

Colaboración de José Martínez Ramírez
Dedicado a Villargordo, tan cerca pero tan lejos.
Estaba la Luna en el firmamento
mirando al hombre, tan lejos de Belén.
Las estrellas fugaces, sin consuelo,
la llamaban diciendo… ¡Luna, ven!

Una ráfaga de estrellas y viento,
siendo capaz del mal y también del bien,
ignoraba al caminante hambriento
cantando, aceitunero de Jaén.

Abrázame, junto a tu verdad y atento,
que ese detalle es un fuerte sostén,
porque es un abrazo, en el lamento.

Si es un guiño del corazón también
vale más, y como Dios yo no miento,
que los perdones de todo un almacén.




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