Colaboración de José Martínez Ramírez
Por
las calles de la ciudad, sin luces,
paseo
herido en la madrugada
hacia
el lugar, aunque sé de tu ausencia.
La
lluvia cae con murmullos intemporales,
que
llegan con todos los inviernos.
Cierro
los ojos y me recibes
con
un abrazo eterno y una sonrisa.
Un
rumor de caracolas atravieso
en
la dulzura de tus labios intangibles.
Somos
iguales en las sombras
de
esta plaza, donde nos besamos.
Ahora
me pregunto si toda la vida
te
he estado esperando como ahora,
rodeado
de silencio en mitad de la nada.
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