Colaboración de Paco Pérez
El
comportamiento de los apóstoles experimenta un proceso de transformación, pasan
de estar escondidos porque tenían miedo a dar la cara por Jesús y a divulgar su
mensaje… ¿Por qué?
Porque
cuando se les aparece ya comprenden lo ocurrido y entonces sí saben con certeza
quién es. Cuando una persona conoce a Jesús, de verdad, ya lo ama y entonces
acepta que es Hijo del Padre, de esa situación se puede
deducir: <Si alguien ama al Padre ya
puede decirse que ama a su descendencia, Jesús lo es del Padre y por eso
también lo amamos.>
Si
amamos a Dios y cumplimos con los preceptos de los mandamientos entonces, ayudados por la fe, lograremos vencer
las miserias que nos acechan en este mundo.
Así
quedó establecida la relación entre el amor a Dios y a los hermanos. Cuando la
comprenden, después de morir Jesús, los apóstoles ya dieron testimonio de su
resurrección sin miedo y sus seguidores formaron una comunidad donde todo lo
que poseían se ponía a disposición del grupo para que fuera administrado por
los apóstoles y se compartiera. Nadie era dueño de nada y cada uno recibía en
función de sus necesidades. Ese modelo ideal de convivencia, ausente de
egoísmos, no prosperó porque no se intentó mejorarlo.
Cuando pasan
los años la cristiandad ya no está tan convencida del hecho religioso como lo
estaban los primeros cristianos después de comprender quién era Jesús… ¿Por qué
ocurre?
Porque
la sociedad está sumida en una crisis profunda de valores y por
ella se ha deteriorado lo esencial en los pilares fundamentales de la vida: familia,
religión, amistad, justicia, responsabilidad…
Hoy
ya no basta con decir que somos creyentes, tenemos que clarificar nuestra idea
de Dios porque podemos creernos que lo somos y no ser verdad porque estamos
agarrados a cualquiera de los dioses que a diario se acercan a tomar café con
nosotros: Un vendedor de cupones que
nos ofrece la oportunidad de ser millonarios, una cadena de televisión que nos proyecta imágenes de personas que
muestran sus atributos corporales por la calle sin pudor, un sistema judicial con más sombras que
luces al aplicarnos las leyes que nos favorecen, una corrupción casi masificada que nos invita a la imitación… Estos
procederes han sido el fruto de esa crisis y, como estamos desnortados, ya no
es suficiente con cualquier medida.
Quienes
nos sentimos cristianos debemos saber que en estos tiempos no nos basta con
creer en cualquier Dios, necesitamos descubrir
cuál es el verdadero.
¿Qué debemos hacer?
Es
cierto que a Dios nadie lo ha visto pero su grandeza le ha permitido
manifestarse al hombre de diferentes formas para que caminara recto pero éste
nunca lo reconoció, aunque le acompaña desde el Paraiso. La prueba final de
esta realidad la recibimos cuando el Padre se encarna en Jesús y, por mediación
de Él, durante sus tres años de vida pública nos revela con hechos y de manera
sencilla quién es, para qué ha venido, cómo debemos comportarnos y qué espera
que hagamos nosotros.
El
día que asimilemos de manera definitiva esta realidad entonces ya podremos
decir que hemos conocido al ÚNICO y VERDADERO Dios y que hemos optado por
seguirle, manifestando que hemos conocido por mediación de Jesús el CAMINO, la VERDAD y la verdadera VIDA.
Este
cambio será posible si aceptamos esta desinteresada oferta que Él viene
haciendo al hombre desde siempre.
Según José Antonio Pagola:
Jesús es <El amigo que, desde dentro, comparte
nuestra existencia y se convierte en la luz más clara y la fuerza más segura
para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio de la muerte.>
<La opción primera de un
cristiano es: Seguir a Jesús.>
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