Colaboración de José Martínez Ramírez
Sus
aguas cristalinas miran,
son
reflejos de sueños rotos.
Sacian
al sediento y giran,
y
conducen sus rostros,
aquellos
que anhelan y admiran,
los
que ya no están en la foto.
Por
el mar y su conjunto suspiran
espuma
de almendros, como
el
cielo de estrellas que inspira
un
enjambre de abejas, devoto.
Siempre que viajo hasta Villargordo hago una visita al pilar, es como si hiciera homenaje a mis padres Alfonso y Francisca que tantas veces nos hablaron del pilar, cuando lo vi por primera vez me maravilló que brotara el agua tan abundante y eso que siempre voy en verano.seguir cuidando esa joya cuando llegue me gustaría verlos bien blancos.
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