Colaboración de José Martínez Ramírez
Nunca
pensé que te daría
tan
pronto mi corazón,
sorprendido
con la poesía
de
tus besos de algodón.
Mas,
cuando el vigía
de
las noches de neón
llamaba
a tu puerta y se reía
de
la tormenta bajo tu balcón,
tú,
muchas veces, incluías
un
abrazo antes del adiós
y,
aunque fuera llovía,
me
decías con boca de piñón…
¡Qué
bonita la miopía
que
abraza esto del amor,
qué
bonitas las caricias
del
viento y del agua con vigor!
Mientras,
el olvido se vestía
con
el traje del adiós
y
el puñal que contenía
derramaba
sangre sin color.
Nunca
pensé que dolería
tanto
la ausencia de tu amor
en
las noches de ambrosía,
enamorado,
bajo tu balcón.
Cuando mis lágrimas pedían
a
la dueña de mí, sin razón…
¡Devuélveme,
vida mía,
si
no te importa, el corazón!
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