Colaboración de José Carlos Castellano
En
la calzada de Torrequebradilla,
por
la cual transito
un
día sí y otro también.
Del
“Cerro Pino” caminito,
iba
un día de lluvia finilla
y
un pegote de barrito,
a
la carretera pegado bien,
una
tarde vi.
Tras
días, meses y años
el
pegote sigue allí.
Ni
de limpieza o apaños,
ni
lluvia, ni vientos,
ni
máquina de limpieza,
ni
vehículos con su paseo
y
su continuo "ruedeo"
pueden
despegar la pieza.
Allí
sigue y cada día la veo.
Yo
me pregunto:
¿Cómo
tanto dura,
pegado
el pegote?
¿Acaso
es la tierra tan pura?
Pensé
un momento:
¿Quizá
sea cemento?
Aquel
que sea curioso,
que
lo examine un momento.
Y
con análisis juicioso,
averigüe
si es barro o cemento.
Sea
lo que fuere,
fuere
lo que sea.
Lo
que fuerte se adhiere,
se
quiere y se desea.
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