Colaboración de Antonio López Mateos
Leyendo
“Atraco a un banco” he viajado al
pasado y me he sentido más joven porque, de manera pasiva, fui protagonista de
aquella broma que recibimos los trabajadores y clientes de Caja Sur en el día de los “Santos
Inocentes”, la que nos contó ayer el amigo José Martínez Ramírez.
No sé exactamente el año en que ocurrió pero hará alrededor de 30 años porque
la nueva oficina se inauguró en el año 1989 y esto pasó antes, bastante antes
de cambiarnos.
Sería
media mañana y hacía mucho frío. Yo estaba en el despacho, con la puerta
cerrada, atendía a MANUEL LÓPEZ LÓPEZ, el menor de los hermanos Jareños, y de
golpe oímos un portazo y las voces que dice PEPE. Como os podéis imaginar nos
quedamos helados (y no precisamente por el frio ambiental), salimos del
despacho blancos y muy asustados pero, antes de hacerlo ya oímos reír a JOSELE
que estaba en el mostrador atendiendo a un cliente y otros que había en el
patio de operaciones esperando turno. Recriminamos a PEPE la broma porque fue
tan real que todos nos asustamos y por lo que podía haberle ocurrido a
cualquiera de los presentes.
Pasado
el tiempo hemos recordado la anécdota con buen humor y, como dice PEPE,
son cosas de juventud. Quién le iba a decir a PEPE que con el paso
de los años él se decantaría por ser un “defensor del orden” en lugar de “un atracador de bancos”... ¡Jajajaja!
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