Colaboración de Paco Pérez
Los
discípulos seguían a Jesús subiendo a Jerusalén desde lejos, estaban sorprendidos
y llenos de temor porque no lo entendían y, como consecuencia de estos
sentimientos, al final reaccionaron de manera inadecuada: Uno le traicionó,
otro negó ser de los suyos y los demás le abandonaron y huyeron.
Una
muestra de que no entendían su mensaje la encontramos en Santiago y Juan, los
dos hijos del Zebedeo. Se manifiesta cuando se acercaron a Jesús para pedirle que
los colocara a su derecha y a su izquierda cuando estuvieran en su gloria.
Este
comportamiento humano pretende posicionarse de manera ventajosa para, llegado
el momento, ocupar puestos de privilegio a su lado en el lugar desconocido del
que les habla. Lo hicieron porque veían a Jesús como un rey al estilo humano: Guerrero,
fuerte y triunfador.
Los
otros, al escucharlos, se sintieron ofendidos con ellos y esa es la prueba de que todos sus discípulos aspiraban a ocupar responsabilidades
de poder.
Una
vez más se comprueba que el deseo incontrolado de poder no es compatible con la
predicación de Jesús y por eso los orienta para que abandonen el camino
equivocado: [El que quiera ser el
primero entre vosotros será esclavo de todos…].
En
las comunidades cristianas no pueden existir unas relaciones de poder como las
que se dan en cualquier otro grupo social. En ellas, la grandeza la alcanzan
quienes más sirven a los demás.
El
gobernante tiene que tener poder, es necesario y bueno, pero si lo usa para conseguir
un bien para todos y no si lo utiliza para sí mismo o para su grupo. Quienes
gobiernan de manera improcedente abusan de la confianza que le otorgaron los
demás y eso es muy grave, porque mintieron para llegar y lo siguen haciendo
para mantenerse.
Las
comunidades cristianas deben servir a quienes viven en su entorno, esa línea
servirá para ejemplarizar cómo practicar un correcto uso del poder humano y ayudará
a que aquellos que no forman parte de ella comprueben que la práctica de la
fraternidad es el camino correcto para las relaciones humanas. Para conseguirlo
serán mucho más transparentes, participativas y comunitarias que las instituciones
de carácter social. De proceder así a diario la Iglesia sería el testimonio práctico
del Reino de Dios aquí.
Este
planteamiento es el CAMINO del
cristianismo y de ahí que sea bueno no olvidar que el justo sufre y sacrifica
su vida por los otros; sus acciones fructifican y el Padre se lo premia pero…
¡¡¡No sabemos cuándo, cómo o con cuánto!!!
Por
ello debemos tener confianza en Jesús, nuestro Maestro, si queremos aprender.
Lo fue porque para enseñar bien la mejor metodología se sustenta siempre sobre
el pilar de saber poner a los alumnos un buen ejemplo para cada tema, todas las
palabras de Jesús se reforzaban con acciones de vida… ¡¡¡Esos fueron sus ejemplos, los que aún no hemos visto o no nos interesa
ver!!!
Se
hizo hombre y padeció los problemas del
hombre, por eso es quien mejor nos comprende y de ahí que nos perdone los
errores que cometemos.
Proclamó
la verdad sin miedo y no fue aceptada por quienes ocupaban cargos religiosos o
políticos, el pueblo también le dio la espalda y sufrió como hombre el dolor de
la injusticia pues lo condenaron y mataron. Su predicación lo llevó a la
muerte, sabía lo que le iba a ocurrir y no huyó… ¿Ha habido algún caso similar?
Pues
parece ser que no es suficiente para quienes decimos que somos cristianos
católicos y que formamos parte de la Iglesia de Jesús.
Hace
unos días comencé a sentirme mal, por el escándalo de las nuevas filtraciones
habidas en Roma sobre un documento privado, con quienes se pelean en mi Iglesia
por ocupar cargos terrenales o por defender su verdad y no la verdad del
evangelio. Hoy, ese sentimiento de rechazo hacía ese proceder se ha
incrementado porque entiendo que todavía no han comprendido algunos de nuestros
clérigos el mensaje que Jesús nos dio para orientar a Santiago y Juan sobre
esas tentaciones terrenales. No me valen las justificaciones corporativas de
quienes nos dicen, cada vez que nos salpica un proceder incorrecto de alguno de
ellos, que son humanos.
¿Por qué opino así? Porque el escándalo
es lamentable siempre, venga de donde venga, pero si los autores de él ocupan
cargos de responsabilidad en la Iglesia de Cristo sus acciones son más graves
porque se convierten en ejemplos negativos para los católicos y para quienes no
lo son… ¿Eso hacía Jesús?
Ya
va siendo hora de que recorramos el CAMINO del evangelio y no el de las
rutinas.
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