Colaboración de Ramiro Aguilera Tejero
Por
alusiones:
Hace
años nuestro amigo José Martínez Ramírez (Pepe el del Tropezón para los
amigos) me llevó a un paseo inolvidable,
subimos en dirección al puerto de Trisla, que separa Torres de Jimena en la
cara oeste del Aznaitín y me llevó a un rincón arropado entre él y el cerro de
Castellar, allí, además de contemplar una espectacular imagen de nuestra
campiña respiras paz de espíritu, si Dios existiera, viviría en sitios como éste.
De hecho, su nombre Az-naitín hace
referencia al dios íbero Netón, señor del fuego y del trueno.
Pepe
conoce la vertiente norte de nuestra desconocida Sierra Mágina como si de la
Vegueta o del Arroyo Salado se tratara. Es un placer llevarlo de cicerone
porque se acerca al campo respetándolo, sintiéndolo, sorprendiéndose y
disfrutándolo.
Ese
día me confesó que no entendía cómo habiendo vivido tan cerca de esta sierra no
la conoció hasta que, por su trabajo, se fue a Mancha Real. A mí me pasó algo
parecido.
Desde
esta ventana invito a nuestros paisanos a que no dejen de visitar esa joya de
sierra, coronada por sus tres picos: Mágina, Almadén y Aznaitín; que beban las
aguas que a borbotones brotan de la Fuenmayor; que respiren los aromas de la
rica y variada flora; que acudan al mayor adelfal de Europa, el que abraza al
río Cuadros de Bedmar, donde se ubica la ermita de la Virgen del mismo nombre;
que no se sorprendan si en su camino se cruzan las cabras montesas; los
sobrevuele las sombra del águila real o intuyan el vuelo del gavilán.
Estoy
seguro de que Pepe abrirá las puertas de Mágina a cualquier villargordeño que
se lo pida.
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