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domingo, 20 de diciembre de 2015

ADVIENTO IV

LA BIBLIA NOS MUESTRA EL CAMINO… ¿VIAJAMOS POR ÉL?
Colaboración de Paco Pérez
Atravesamos unos tiempos confusos pero… ¿Cómo fueron los que tuvo que vivir Miqueas?
Él también fue un refugiado. Huyó del invasor para salvar su vida y se refugió en Jerusalén, allí se encontró con una sociedad paganizada y, como consecuencia de ello, la injusticia presidía el día a día de la convivencia. Empujado por esta situación de caos y la fuerza de Dios les profetizó el cumplimiento de las promesas hechas por el Señor a su pueblo. El nuevo orden comenzaría con el nacimiento de Jesús y el lugar elegido para tal acontecimiento sería la aldea de Belén. Este anuncio nos muestra cómo actúa Dios, prefiere la pequeñez a la grandeza, por eso elige Belén y no Jerusalén… ¿Practicamos ese mensaje o preferimos caminar por el de la ostentación?

Hoy, el papel de la mujer en la Biblia queda, a mi entender, muy bien posicionado y si alguien opina lo contrario es porque de manera retorcida busca en los textos lo que realmente no hay. Estos comportamientos se originan porque interpretamos a Dios, que es infinito, desde la finitud humana… ¿No es una empresa atrevida hacerlo?
Es evidente que el hombre y la mujer son un complemento desde el principio de los tiempos y por ello cada uno tiene adjudicado su papel en un plano responsable. Que la sociedad haya marginado a la mujer no significa que Dios diseñara para ella lo que de manera injusta le hacen las personas, si así fuera no tendría sentido que le reservara el papel inigualable de ser la “madre de Jesús”… ¿Hay otro argumento más grande que éste para derribar ese planteamiento?
Las personas podemos mantener posturas incongruentes pero Dios no porque es el CAMINO, la VERDAD y la VIDA… ¿Lo crees?
María acude a casa de Isabel empujada por la responsabilidad y la entrega, algo que aprendió en el seno de su familia, y que le empujó para viajar en ayuda de su prima. Ésta era muy mayor y necesitaba que la cuidaran, María se desplaza para atenderla.
Isabel, cuando María entró en su casa, le dijo: [Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?].
Miqueas y María son empujados por la fe a creer sin dudar en las promesas históricas que Dios había hecho a su pueblo, ellos no dudaron y aceptaron los papeles que les adjudicó el Padre en su “Plan de  Salvación” para los hombres.
Él, recordándoles lo que estaba próximo y ella, aceptando la propuesta que le hizo el Señor… ¡¡¡Ser la madre del HIJO de DIOS!!!





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