LA BIBLIA NOS MUESTRA EL CAMINO… ¿VIAJAMOS POR ÉL?
Colaboración
de Paco Pérez
Atravesamos
unos tiempos confusos pero… ¿Cómo fueron los que tuvo que vivir Miqueas?
Él
también fue un refugiado. Huyó del invasor para salvar su vida y se refugió en
Jerusalén, allí se encontró con una sociedad paganizada y, como consecuencia de
ello, la injusticia presidía el día a día de la convivencia. Empujado por esta
situación de caos y la fuerza de Dios les profetizó el cumplimiento de las
promesas hechas por el Señor a su pueblo. El nuevo orden comenzaría con el
nacimiento de Jesús y el lugar elegido para tal acontecimiento sería la aldea
de Belén. Este anuncio nos muestra cómo actúa Dios, prefiere la pequeñez a la
grandeza, por eso elige Belén y no Jerusalén… ¿Practicamos ese mensaje o preferimos caminar por el de la ostentación?
Hoy,
el papel de la mujer en la Biblia queda, a mi entender, muy bien posicionado y
si alguien opina lo contrario es porque de manera retorcida busca en los textos
lo que realmente no hay. Estos comportamientos se originan porque interpretamos
a Dios, que es infinito, desde la finitud humana… ¿No es una empresa atrevida hacerlo?
Es
evidente que el hombre y la mujer son un complemento desde el principio de los
tiempos y por ello cada uno tiene adjudicado su papel en un plano responsable.
Que la sociedad haya marginado a la mujer no significa que Dios diseñara para
ella lo que de manera injusta le hacen las personas, si así fuera no tendría
sentido que le reservara el papel inigualable de ser la “madre de Jesús”… ¿Hay otro
argumento más grande que éste para derribar ese planteamiento?
Las
personas podemos mantener posturas incongruentes pero Dios no porque es el
CAMINO, la VERDAD y la VIDA… ¿Lo crees?
María
acude a casa de Isabel empujada por
la responsabilidad y la entrega, algo que aprendió
en el seno de su familia, y que le
empujó para viajar en ayuda de su
prima. Ésta era muy mayor y necesitaba que la cuidaran, María se desplaza para
atenderla.
Isabel,
cuando María entró en su casa, le dijo: [Bendita
tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la
madre de mi Señor venga a mí?].
Miqueas
y María son empujados por la fe a creer sin dudar en las promesas históricas
que Dios había hecho a su pueblo, ellos no dudaron y aceptaron los papeles que
les adjudicó el Padre en su “Plan de
Salvación” para los hombres.
Él,
recordándoles lo que estaba próximo y ella, aceptando la propuesta que le hizo
el Señor… ¡¡¡Ser la madre del HIJO de
DIOS!!!
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