Colaboración de Paco Pérez
Esta
fotografía fue tomada en el año 1956 y se ha recuperado gracias a Tomás Jiménez Mateos, integrante de este
grupo y la posterior colaboración de Fernando
Bergillos Martínez ha sido fundamental para poder dar nombre a los
soldados.
Sus
componentes son los integrantes de la QUINTA de ese año y fue tomada el día
típico de entonces, la “Medición de los
quintos”. Los nombres de los personajes están por filas, de izquierda a derecha,
y, de arriba abajo:
1ª.-
Juan José Fernández Moreno, tío de
Pascual Angulo y hermano de su madre.
Cristóbal
Crespo Hernández,
“El albañil”.
Alfonso Fernández “El tranca”,
vivía en el “Ejido Moya” y no se casó. Fallecido.
Miguel Delgado "El baezano".
2ª.-
Rafael Delgado “El serio”, vivía
entonces en el “Pecho de la ermita”, por encima de la casa de Sebastián Moral
“El tonto Avelino”.
Luís “El
morralero”, primo de Domingo.
Fernando “El jabonero”.
Eleuterio
Lombardo Martos.
Fallecido.
Tomás Jiménez
Mateos “Veinte mil duros”.
Antonio Moreno
Moreno,
más conocido como “El peliblanco”.
Pedro “El
relojero”. Vivía en la calle La Parra, hoy Granadillos.
Domingo Martos “El morralero”,
casado con “La zorrica”.
3ª.-
Vicente, hijo de Carmen “la forastera”.
Fallecido.
José Bergillos, el albañil.
Antonio Gámez, antiguo
jugador del C. F. Villargordo muy hábil y oportunista, falleció muy joven.
D. Felipe
Iriarte Fernández,
nuestro párroco en aquellas fechas. Abandonó el sacerdocio, se casó, tuvo dos hijas,
trabajo como profesor de instituto en Huelva, tuvo problemas de infartos y falleció. En una de las publicaciones que
hice sobre él entro en el Bloggs una de sus hijas y nos comunicó la
satisfacción que le causó la publicación realizada sobre su padre.
Diego Moreno “Malacara”.
Hace años marchó a Madrid por razones laborales, se casó allí y viene aquí con
su esposa a pasar largas temporadas.
Bartolomé “Toribio”,
sigue soltero.
4ª.-
Fernando Bergillos Martínez “El
taxista”.
Enrique Berrio
Lorente,
hermano de Josefa “la guapa”. Fallecido.
Manuel García Cañas, "La tolas". Casó con una hija de Blasico, el del carbón, marcharon a Barcelona y ha fallecido hace unos años.
Maximiano
Cintas
“Cambil” marchó por razones laborales al extranjero, regresó al jubilarse y ya
sólo vivno al pueblo de vacaciones. Fallecido.
Juan Manuel
Moral Moral,
fijó su residencia en Barcelona.
Ese
tradicional acto se celebraba en el Ayuntamiento,
en esa época el edificio que lo alojaba estaba en la Plaza de la Iglesia, donde actualmente está ubicado el “Centro de Salud”.
Por
la proximidad al templo optaron por fotografiarse delante de la baranda de la “Lonja” del templo y D. Felipe Iriarte Fernández que por
allí estaba, cosa lógica y por su carácter abierto, no tuvo inconveniente en
posar con los futuros soldados de nuestro ejército.
En
aquel acto era costumbre vestir las mejores galas y, además, todos iban de
riguroso estreno con traje, camisa, corbata, calcetines, zapatos y ropa
interior. También formaba parte del ritual otras acciones:
1.-
Los padres acompañaban al hijo al acto del Ayuntamiento y en él se le hacía un
reconocimiento médico típico, se pesaba y medía. Entonces, quienes no daban la
talla se quedaban en casa y no se incorporaban a filas. Hubo casos que pidieron
que ese detalle se olvidara y se fueron a servir a la Patria, eran otros
tiempos y otra formas de pensar.
2.-
Entonces era típico que los reclutas, después de acabar el acto del Ayuntamiento,
se reunieran en un corralón y se pasarán el día comiendo y bebiendo. Lo típico
de entonces era matar un borrego, mucho pan y garrafas de vino blanco. Cuando
avanzaba la celebración todos estaban alegres y felices pues nadie se había
echado atrás a la hora de beber latas de vino, esos eran los vasos que se
usaban en este día.
3.-
Al atardecer, el siguiente paso era pasear la borrachera por las calles del pueblo
para ir a la ermita a pedir al Stmo. Cristo de la Salud que no les pasara nada
cuando estuviera en la mili.
Para
completar esta fase de la celebración hay que recordar a los niños, normalmente
familiares o vecinos de los soldados, que se encargaban de llevar la garrafa
del vino formando parte de la comitiva. Ellos también pillaban algún trago que
otro y acababan como los mayores, haciendo tomiza mientras caminaba y
vomitando.
Se
hizo muy famoso en aquellos actos un señor conocido popularmente como “Guerrero”, era oriundo de la provincia
de Granada, y les tocaba el acordeón para alegrarles la fiesta, siempre tenía
el mismo repertorio y sólo recuerdo de sus piezas musicales este pequeño texto
de una de ellas: [… ¡¡¡Que tú ya no
soplas cómo mujer!!!].
De
vez en cuando uno de los quintos gritaba:
-
¡¡¡Viva la quinta del 64!!!, por ejemplo.
Inmediatamente
todos le respondían:
-
¡¡¡Vivaaaa!!!
4.-
La comitiva formaba un cuadro inolvidable para la historia local, habría que
haberlo inmortalizado con pinceles o fotos, lo formaban los niños delante con
la garrafa de 16 litros, forrada de caña y cogida por las asas; los quintos
abrazados y con las caras tiznadas con el negro del hollín, el polvo de ese
color que se había acumulado en el culo de la sartén al freír el borrego; el
señor del acordeón y los niños del barrio que acudían al escuchar la música cuando
pasaban.
En
Villargordo hay un señor que se llama Antonio
Guijarro García pero todo el mundo lo conoce más como “El quinto”…
¿Por qué es apodado así?
En
1964 acompañó a los quintos, llevó la garrafa del vino y al día siguiente no
pudo ir a la escuela de D. Luís Pérez
Navarro, mi padre. En aquellos años faltar a la escuela tenía que estar muy
bien justificado porque los padres y los maestros estaban puestos de acuerdo
para que si cometían los hijos errores la “palmeta”
funcionara, era la forma de mantener el orden en aquellas escuelas pues tenían
una matrícula de 70 niños o más.
Cuando
se presentó Antonio al día siguiente el maestro le preguntó:
-
¿Por qué no viniste ayer a la escuela?
-
Porque estuve con los quintos –le respondió Antonio.
-
¡¡¡Ven aquí “quinto”!!!
Antonio
acudió, le dio unos cuantos palmetazos y, desde ese día, el sobrenombre “El quinto” lo inmortalizó.
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