Colaboración de Ramón Albao Carmona
Recordando a Carmen, esposa de Fernando,
que dio vida después de irse al infinito.
Se
cerraron mil puertas,
en
su corazón apareció el dolor,
negro
dolor,
con
la pena de su ausencia
ya
no habrá primaveras,
ni
aromas en las flores,
ni
miradas tiernas,
sólo
su recuerdo,
su
voz, sí, su voz,
tranquila,
afable y quieta.
Como
la niebla en una mañana gris,
sus
pensamientos vagando por cielos infinitos,
quién
alimentará sus sueños,
qué
mil luceros le alumbrarán,
qué
mil senderos de gloria se abrirán en su caminar,
dejando
vida en algunas flores que morían,
vida
que diste
en
tu ida a las estrellas,
porque
tú eras la vida,
porque
tú vivirás, aunque te alejes,
porque
en tu dolor, tu nobleza te hizo grande
y
esperaremos el fin de los días
para
reunirnos contigo en el cielo.
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