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lunes, 4 de abril de 2016

PAQUITA “LA GUINDILLA”

Colaboración de Paco Pérez
Hace ya muchos años que sucedió un hecho en nuestro pueblo y éste, a su vez, con el paso del tiempo originó la historia que les voy a relatar. Podríamos situar el origen que dio lugar a los hechos en los primeros años de la democracia, siendo alcalde Pascual Angulo Fernández.

Sabéis que nuestro domicilio está en la calle Miguel Torres, entonces estaba la calle empedrada y todos los días los ganaderos del pueblo llevaba las ovejas y las cabras al “pilar redondo” a beber agua cuando regresaban del campo, pero tenían que esperar turno en nuestra calle. En esa espera hacían sus necesidades durante la parada y la vecindad estaba muy cansada de limpiar y de aguantar los malos olores que generaban. Cuando Pascual entró en el Ayuntamiento lo visitamos y le contamos los hechos, él tomó interés en hacer justicia… ¡¡¡Cumplió su compromiso!!!
La primera medida que tomó fue desviar el tránsito de los animales hasta el pilar por la calle Ramón y Cajal, más conocida como “El Pilar”. Las vecinas, cuando sufrieron la experiencia, se reunieron y tomaron acuerdos radicales… ¿Qué hicieron?
Esperaron que aparecieran las ovejas al día siguiente, salieron de sus casas con las escobas y se liaron a golpes con ellas. El lío que se metió fue fenomenal pues las espantaron y los ganaderos tuvieron que protestar por lo sucedido.
Pascual se puso en marcha y comenzó al final de la calle Miguel Torres, frente a la actual ubicación de la Cooperativa del Santísimo Cristo de la Salud, la construcción de un pilar para que los animales abrevaran sin tener que pasar al interior del pueblo. Este pilar estuvo en servicio hasta que los ganaderos dejaron de usarlo. Pasaron algunos años para ello y, como es lógico, si allí iban los animales pues se generaban los inconvenientes propios de su uso: Defecaciones, barro, insectos de diversas clases… ¡¡¡En una ocasión hubo una plaga de pulgas y se iban a comer a los vecinos!!!
LAS PULGAS
Me lo contó su primo, Antonio Mateos “El Minico”.
Como el pilar estaba situado muy cerca de la casa en que vive Paqui, una de las hijas de PaquitaLa Guindilla”, pues lo lógico era que los críos del barrio se fueran a jugar al pilar con el agua y el barro. Por esa razón, como no sabían que había pulgas, todos los chiquillos, y el nieto mayor de Paquita también, se llenaron de “pulgas” y, cuando su hija le comentó lo que había ocurrido en el barrio con los niños y las “pulgas”, se cabreó mucho.
Como Paquita tiene esas reacciones tan espontáneas, ni corta ni perezosa, se fue al Ayuntamiento y preguntó por el alcalde:
- ¿Dónde está el jefe? –preguntó al primero que se encontró detrás del mostrador.
- Está de viaje – le informaron.
– Pues cuando venga le dices esto: Que vaya de inmediato alguien a sulfatar el pilar que hay en el barrio de los “moyeros” pues en él hay más pulgas que estrellas… ¿Se te va a olvidar?
– Tranquila, se lo diré cuando vuelva.
- ¡¡¡Como mañana no esté sulfatado aquello os vais a acordar bien de mí!!!
- ¿Qué nos vas a hacer?

- ¡¡¡Traer mañana al Ayuntamiento un saco de pulgas y vais a saltar como los chotos!!!

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