Colaboración de Paco Pérez
Hace
ya muchos años que sucedió un hecho en nuestro pueblo y éste, a su vez, con el
paso del tiempo originó la historia que les voy a relatar. Podríamos situar el
origen que dio lugar a los hechos en los primeros años de la democracia, siendo
alcalde Pascual Angulo Fernández.
Sabéis
que nuestro domicilio está en la calle Miguel Torres, entonces estaba la calle
empedrada y todos los días los ganaderos del pueblo llevaba las ovejas y las cabras
al “pilar redondo” a beber agua
cuando regresaban del campo, pero tenían que esperar turno en nuestra calle. En
esa espera hacían sus necesidades durante la parada y la vecindad estaba muy
cansada de limpiar y de aguantar los malos olores que generaban. Cuando Pascual
entró en el Ayuntamiento lo visitamos y le contamos los hechos, él tomó interés
en hacer justicia… ¡¡¡Cumplió su
compromiso!!!
La
primera medida que tomó fue desviar el tránsito de los animales hasta el pilar
por la calle Ramón y Cajal, más conocida
como “El Pilar”. Las vecinas, cuando
sufrieron la experiencia, se reunieron y tomaron acuerdos radicales… ¿Qué
hicieron?
Esperaron
que aparecieran las ovejas al día siguiente, salieron de sus casas con las
escobas y se liaron a golpes con ellas. El lío que se metió fue fenomenal pues
las espantaron y los ganaderos tuvieron que protestar por lo sucedido.
Pascual
se puso en marcha y comenzó al final de la calle Miguel Torres, frente a la
actual ubicación de la Cooperativa del Santísimo Cristo de la Salud, la
construcción de un pilar para que los animales abrevaran sin tener que pasar al
interior del pueblo. Este pilar estuvo en servicio hasta que los ganaderos
dejaron de usarlo. Pasaron algunos años para ello y, como es lógico, si allí
iban los animales pues se generaban los inconvenientes propios de su uso:
Defecaciones, barro, insectos de diversas clases… ¡¡¡En una ocasión hubo una plaga de pulgas y se iban a comer a los vecinos!!!
LAS PULGAS
Me lo contó su primo, Antonio Mateos
“El Minico”.
Como
el pilar estaba situado muy cerca de la casa en que vive Paqui, una de las hijas de Paquita
“La Guindilla”, pues lo lógico era
que los críos del barrio se fueran a jugar al pilar con el agua y el barro. Por
esa razón, como no sabían que había pulgas, todos los chiquillos, y el nieto
mayor de Paquita también, se llenaron de “pulgas”
y, cuando su hija le comentó lo que había ocurrido en el barrio con los niños y
las “pulgas”, se cabreó mucho.
Como
Paquita tiene esas reacciones tan espontáneas, ni corta ni perezosa, se fue al
Ayuntamiento y preguntó por el alcalde:
-
¿Dónde está el jefe? –preguntó al primero que se encontró detrás del mostrador.
-
Está de viaje – le informaron.
–
Pues cuando venga le dices esto: Que vaya de inmediato alguien a sulfatar el
pilar que hay en el barrio de los “moyeros”
pues en él hay más pulgas que estrellas… ¿Se te va a olvidar?
–
Tranquila, se lo diré cuando vuelva.
-
¡¡¡Como mañana no esté sulfatado aquello os vais a acordar bien de mí!!!
-
¿Qué nos vas a hacer?
-
¡¡¡Traer mañana al Ayuntamiento un saco de pulgas y vais a saltar como los
chotos!!!
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