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viernes, 1 de julio de 2016

POR LA INOPERANCIA

Colaboración de Paco Pérez
A LA INDEFENSIÓN DE LOS FRUSTRADOS 
Hace tiempo, cuando tenía pocos años, cualquier pueblo o lugar de nuestra España estaba perdido en el mapa para mí. Con esta información turística, propia de comienzos de la década de los sesenta, viajé por primera vez hasta Nerja como integrante de una excursión que se organizó en Villargordo para visitar sus Cuevas. Pasaron los años y un día del mes de marzo, programado por un grupo de amigos, viajamos de nuevo hasta ese pueblo para conocerlo y decidir si pasábamos el mes de julio en él o nos íbamos a otro lugar.

Llegamos muy temprano y aparcamos en las inmediaciones del lugar conocido como “El Balcón del Bendito”, lugar encantador que ofrece grandes vistas hacia la montaña y hacia el mar pues está junto a la playa de “Burriana”.



Iniciamos nuestra visita exploradora por la calle “Carabeo” y, finalmente, llegamos a la calle Málaga. Una vez en ella, nos topamos con ApartamentosEl Mirador”, entramos para conocerlo y se nos mostró el lugar.


Al recorrerlo nos encontramos con un bloque de tres plantas que tenía seis apartamentos en cada una de ellas, estaba levantado cerca del mar sobre unos acantilados y, desde su recinto, se divisaba el “Balcón de Europa” y la playa “El Salón”. Cada apartamento tenía dos dormitorios, salón, cocina, baño y lavadero. Otros aspectos insuperables eran: Lugar ideal por su situación, un clima inmejorable, aparcamiento para los vehículos en su interior, tres cuartas partes del lugar con pinar… ¿Se podía pedir más?
La decisión de quedarnos en él fue unánime y por aquella decisión ya llevamos en este pueblo 27 años. Durante este tiempo, poco a poco fuimos entrando en contacto con el pueblo y sus gentes y, al hacerlo, comprobábamos que eran unas personas sencillas y acogedoras. Desde entonces, hemos podido apreciar que para quienes nacieron en él y para los que hemos venido de otros lares, es el mejor lugar para vivir en cualquier estación del año y, además, por poderlo hacer con tranquilidad y sin grandes
sobresaltos, es decir, en él se pueden encontrar muchos elementos que son necesarios para ser felices. Opino así porque es verdad lo que siento y no lo digo para hacer propaganda de este pueblo porque en estos días es muy conocido ya y nadie necesita un guía para llegar hasta él.
Este sentimiento no es fruto de un calentón sino de la realidad que vivo a diario y que me ha ayudado a paladear, durante años, lo que es vivir la vida sin aburrimiento, uno de los elementos que más valoro como alimento de mi felicidad. No obstante, reconozco que este factor no es el único que debemos considerar para alcanzarla pues nos llevaría a convertir en monótonas nuestras vidas y eso anclaría nuestro progreso personal. Para evitarlo, deberemos aceptar que necesitamos evolucionar (lo que no hacen los políticos) porque, de  hacerlo así, estaríamos luchando para dar cada día un paso hacia adelante que sería el inicio de una nueva actividad, que esta intención evolutiva nos transformaría de inmediato el espíritu y que nos empujaría a embarcarnos en una aventura ilusionante y transformadora, la que necesita España.
Si algún día logramos actuar así, mientras alcanzamos el objetivo propuesto, nuestra mente estará libre de preocupaciones, nuestra vida caminará por el sendero de la felicidad y el tiempo pasará rápido… ¡¡¡Compadezco a quienes se pasan el día mirando el reloj y la TV!!!
En este pueblo hay un lugar que acoge cada mañana a un ramillete de ancianos en sus bancos de madera y metal. Ellos han convertido su visita en un rito rutinario pues suelen ser los mismos, acuden a la misma hora, se saludan al llegar, se acomodan en la dura madera y, sin saber explicar cómo y por qué, un día más arranca la tertulia.
Los que acuden son personas cuyas formas de pensar son parecidas en algunos temas y en otros diferentes, esa realidad hace que no haya unidad en los planteamientos que se proponen y entonces la ironía de algunos se desliza en el ambiente y esto hace que la tozudez de otros haga que salten chispas.
El lunes, el día después del 26-J, se respiraba en esa tertulia un ambiente de euforia lógico porque ellos consideraban que por fin íbamos a tener en España, de nuevo, Gobierno. Lo que les inspiraba esa euforia no era el color de quienes habían ganado sino que los españoles sensatos habían impedido con sus votos, gracias a los resultados obtenidos… ¡¡¡Que no gobernaran quienes desean hacerlo aquí con el modelo que en Venezuela reina con dictadura, opresión, cárcel y hambre!!!
Estaban relajados porque consideraban que sus pensiones ya no correrían peligro, que la ayuda de dependencia no los abandonaría, que podrían seguir ayudando a sus hijos y nietos y, algo muy importante, los supermercados y las farmacias seguirían funcionando, lo que añoran los venezolanos después de quitárselo el régimen dictatorial del Sr. Maduro…
Ayer volví a pasar por el lugar y pude comprobar que ya no estaban tan eufóricos, yo afirmaría que estaban muy cabreados… ¿Por qué?
Antes de llegar hasta ellos observé, desde lejos, como gesticulaban y cómo sus voces se escuchaban más altas de lo que era cotidiano en la reunión. Cuando llegamos hasta ellos los saludé, como hago cada día al pasar por allí, pero esa mañana estaba un anciano conocido, nos saludó y, saliendo a nuestro encuentro, llamó mi atención así:
- ¡¡¡Amigo, espere un momento, necesito que me aclare unas dudas!!!
Nos confirmó  que estaban hablando de las elecciones del domingo, de las noticias que ahora se daban en la TV sobre la futura formación del Gobierno, de las declaraciones de unos y otros, que todos los ancianos estaban muy cabreados porque temían que se tuviera que repetir la desagradable experiencia  de antes y, finalmente, me dijo:
 - Amigo, me gustaría escuchar su opinión sobre lo que nos están haciendo los políticos.
Yo había recibido una viñeta por Washapp y en ella se mostraba la evolución de los saludos que las personas con tintes políticos de España han hecho y hacen a lo largo del tiempo.
Le hablé de ella y la acompañé de una opinión ligera sobre los hechos pero centrada en el mensaje que daba cada una de las partes de esa imagen. También le hablé de las mentiras que, para mí, encerraban las dos primeras y la realidad que se recogía en la tercera… ¡¡¡Corrupción muy generalizada en los partidos y ausencia de dignidad en muchos de sus políticos!!!
No sé si comprendió las palabras que usé para tranquilizarlo, si habló después a sus compañeros de tertulia sobre lo que habíamos comentado y si ya están los pobres ancianos más tranquilos.
Después de despedirnos decidí relatar lo que se comenta junto al agua porque podría ayudarnos a conocer cómo está el ambiente por aquí y, de paso, reflexionar sobre la realidad actual que vivimos, la que nos ha llevado a unos segundos comicios y la que nos puede llevar a unos terceros por las mismas razones que antes, ambición personal y poca generosidad para salvar a España de sus  problemas… ¡¡¡Los ciudadanos españoles sólo son tenidos en cuenta cuando tienen que votar y, al día siguiente, retornan al olvido y sólo les queda reunirse donde haya bancos de madera o metal para quejarse y dar voces!!! ¿Por qué no vienen ahora los señores políticos por los pueblos para preguntar a “los sin voz” qué opinan de la función que nos ofrecen a diario en el circo de España?
Yo formo parte de ese grupo y también estoy muy cabreado por lo que han hecho algunos señores de la política nacional… ¡¡¡Una profesión bien remunerada y un instrumento adecuado que les permite adquirir un nivel económico superior al de esa ciudadanía que tanto manosean antes de las votaciones y que abandonan a su suerte al día siguiente de celebrarse éstas!!!

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