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sábado, 1 de octubre de 2016

CREER EN DIOS O NO CREER ES EL GRAN DILEMA DEL HOMBRE

Colaboración de Paco Pérez
EL PODER DE LA FE
Conocí a una persona que proclamaba ser muy creyente y que su conducta estaba guiada por la FE. Hace ya tiempo que nos dejó pero me he acordado muchas veces de él y de sus palabras porque considero que lo decía convencido, hablaba empujado por la formación religiosa que había recibido, muy diferente a la actual. Eran unos tiempos en los que los textos de la Biblia y las enseñanzas que se desprendían de ellos no eran diferentes a los de nuestros días, la diferencia está en el enfoque que se le daba antes y el que se le da ahora.

El hombre habla mucho de su creencia o de su FE pero lo hace con ligereza cuando emplea términos cuantificables, como hacemos con los temas financieros y ese es, así lo entiendo, uno de los problemas que estos dos temas plantean a los cristianos.
Otro problema está en que muchos sustentan su creen en Dios alejados del mensaje y agarrados a la búsqueda de pruebas tangibles de su existencia, se basan en los relatos que escuchan y viajan hasta los lugares de peregrinación… ¿Esperan que ocurra durante su estancia la prueba que les muestre la grandeza del Padre? ¿Este es el camino que nos hará ver la luz para llegar al Reino?
Si el cristiano quiere encontrar el camino verdadero deberá empezar por leer la Biblia desde el principio hasta el fin, en ella encontrará respuestas imperceptibles que se nos escapan y otras más claras. Si leemos la carta 1ª a Timoteo 2, 1-8 veremos una prueba en uno de sus párrafos: [Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la VERDAD.].
Estoy convencido de que LEERLA y tratar de aplicarla es el camino para que la FE en Dios encuentre acomodo en nuestros corazones, así ocurrirá como en la parábola del “grano de mostaza”, una semilla pequeña se transforma en un árbol.
Si tenemos confianza en Dios creeremos de verdad y miraremos hacia los regalos que nos hizo con la Creación, están en las maravillas de la naturaleza pero nosotros no queremos verlos, son pruebas que nos demuestran su grandeza.
Si actuamos con este criterio tal vez podamos deducir que detrás de todas estas maravillas está la grandiosidad de Dios y si esto ocurre será porque nuestra fe va creciendo.
Insisto, algunos hombres cometen el error de necesitar cosas tangibles para creer, por ejemplo: Si tengo dinero, pago el billete y puedo viajar.
¿Nos vale el mismo planteamiento para la creencia
No. Tomás necesitó una prueba tangible para poder CREER que “Jesús había resucitado”. Nosotros no podemos seguir el ejemplo de Tomás porque el tiempo terrenal de Jesús se acabó cuando todo lo que había anunciado se cumplió, desde ese momento al hombre ya sólo le queda el camino de preocuparse de conocer bien su MENSAJE pues por él podremos llegar y aumentar la CREENCIA y la FE; esto sólo se obtiene por el conocimiento de su propuesta y está en nuestro “Libro Sagrado”, la Biblia.
Tengo claro que para el cristiano creer en Dios no debe consistir en mantener ante el mensaje del prójimo una actitud pasiva o insuficiente; tampoco el limitar nuestra actuación a lo más próximo, la familia, y que debemos comprender y no olvidar después que, por nuestra condición de hijos de Dios, pertenecemos a una familia universal.
Por lo anterior, si entendemos que nuestra existencia es algo individual que empieza y acaba en nosotros estaremos equivocados porque nuestra actuación producirá respuestas deshumanizadas que sólo buscarán nuestro interés personal. Esto ocurre cuando el hombre no conoce a Dios, entonces el hacer el bien o el mal estará encadenado a lo que le beneficia o perjudica y ya el honor y la justicia no tienen sentido para quienes viajan por este camino.
Como vivimos en un mundo cargado de problemas individuales y colectivos, de conflictos bélicos y sufrimiento… El hombre llega con facilidad al convencimiento de que haga lo que haga no podrá darle solución, cuando esto ocurre se enquista en esta justificación y se vuelve insensible. Llegamos ahí cuando estamos convencidos de que todo acaba con la muerte.
Creer en Dios significa todo lo contrario… ¡¡¡La vida es un regalo que nos viene de Él y que, con nuestro comportamiento, nos permite alcanzar el culmen después de la muerte!!!
Este planteamiento nos hará ACTUAR con amor hacía los demás, con libertad, con honor, siendo justos, gozando con nuestros buenos  actos, confiando en que, recorriendo así el camino, Dios nos concederá la dicha de ir a su Reino y entonces conoceremos la VERDAD tangible que tanto buscamos aquí sin éxito.
Los cristianos tenemos que entender ya que creer en Dios se concreta en AMARLE y en preocuparnos por los problemas del prójimo. De hacerlo así viviremos nuestro recorrido por este mundo con la esperanza y la dignidad propias de los hijos de Dios y entonces sabremos que no podemos vivir de manera aislada y sin escuchar a los demás. Así podremos contribuir a que haya una vida más humana, más digna y dichosa para todos, empezando por los más maltratados por la vida o las injusticias.
REFLEXIONES FINALES
1.- La FE es el camino que nos llevará a la VERDAD.
2.- Los actos que hacemos nos ayudan a que la FE crezca y arraigue en nosotros.
3.- Recibir un precio por hacer algo bueno no es lo importante, sí lo es el poder haberlo hecho.
4.- El camino es servir como voluntarios y no como obligados a hacerlo.

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