Colaboración de Pedro Berrio Melguizo
No
soy muy aficionado a la lectura de todo lo que cae en mis manos pero sí me
gustan las poesías de los autores clásicos del Siglo de Oro y las de algunos
otros del Siglo XX como García Lorca, Rubén Darío, Miguel Hernández... Si
alguna poesía me gusta mucho la releo y termino aprendiéndola de memoria.
Pero
hay otros temas por los que me siento muy atraído, aquellos que encierran algún
enigma o misterio de espiritismo, fantasmas, el Triángulo de las Bermudas, de
ahí que los domingos vea el programa de Íker
Jiménez, “Cuarto Milenio”, y,
sobre todo, los que guardan relación con las APARICIONES MARIANAS. Por eso viajo con frecuencia a esos lugares,
el más reciente este de Lourdes.
Sobre
éstas, a lo largo de la historia, siempre ha habido muchas personas que dijeron
haber visto y hablado con la Virgen. Los entendidos afirman que muchas de ellas
son falsas y que esas personas sólo han buscado el interés económico pero, como
las mentiras tienen unas “patas muy cortas”, pues cuando la Iglesia se ha
puesto a investigarlas ha demostrado su falsedad. Dicho esto, en otros casos,
han ocurrido fenómenos y prodigios durante las apariciones que fueron vistos
por cientos de testigos y a los que el hombre no ha sabido dar respuesta,
recordemos el “Milagro del Sol en Fátima”.
En
Lourdes, un pueblo pequeño del pirineo francés que estaba habitado por unos tres mil habitantes, ocurrió
una de estas apariciones inexplicables para el hombre en 1858. En él vivía una familia llamada los Soubirous, tenían cuatro hijos y la mayor era una niña de 14 años
llamada Bernadette.
El
día 11 de febrero era jueves y ella, lo mismo que había hecho otras veces, salió
a buscar leña junto a su hermana y una amiga. Al volver se descalzó para pasar
el río Gabe y, mientras lo hacía, oyó un ruido parecido a una ráfaga de viento.
En aquel lugar estaba la gruta de Massebiele,
en ella vio a una señora vestida de blanco que se ceñía con un cinturón
azul y se adornaba con una rosa en cada pie.
Ese
día comenzaron las “Apariciones de
Lourdes” y terminaron el 16 de julio del mismo año. Fueron 18 y os voy a mostrar
las que son más importantes, según los entendidos, porque ponerlas todas
ocuparía mucho espacio.
En
la TERCERA, la Señora habla por
primera vez a la niña y le dijo: [Si
acudes a este lugar durante 15 días te prometo hacerte feliz pero no en esta vida sino en la otra.].
En
la OCTAVA, trescientas personas acompañaban
a la niña y ésta entró en éxtasis. El mensaje de la Virgen fue: [¡Penitencia, penitencia, penitencia! Besad
la tierra en señal de penitencia.].
La
NOVENA ocurrió en la “Fuente Milagrosa”.
En
ella, la Señora dijo a la niña que
fuera a beber agua a ella, le señaló con el dedo dónde estaba, allí sólo había
agua con fango y suciedad, la niña pudo beber después de removerla tres veces
ara aclararla, entonces le dijo que comiera hierba y los testigos que había
decían:
-
¡Está loca, está loca, está loca!
La
Señora desapareció y, al día
siguiente, en el mismo lugar había un manantial de agua pura, limpia y
cristalina que salía de la gruta.
En
todas las apariciones la niña le preguntaba a la Señora:
-
¿Quién eres?
La
Señora sonreía pero no le decía su
nombre.
En
la DECIMOSEXTA, le reveló su nombre.
La
niña le preguntó por tres veces seguidas sobre quién era y no recibió
respuesta, se atrevió a repetirla por cuarta vez y en ésta la Señora elevó los ojos al cielo, juntó
las manos en el pecho y le dijo:
-
Soy la “Inmaculada Concepcion”.
Estas
palabras nunca las había oído la niña y no sabía lo que significaban; fue hasta
el párroco de Lourdes, el señor Peyremale,
para comunicárselas y éste informó al obispo de Tarbes. Estas fueron las últimas palabras que la Virgen dijo a la niña.
En
la DECIMOSÉPTIMA había ocho mil
testigos. Apareció la Señora y
llevaba en la mano derecha un cirio encendido y la llama de éste se pasó a la
mano izquierda sin quemarla.
Allí
estaba presente el doctor Dazous, que
presenció el fenómeno y dijo:
-
Ahora creo, he visto con mis ojos.
Una
vez que fueron aprobadas las “Apariciones
de Lourdes” se comenzó la
construcción de la Basílica. Ésta consta
de tres partes:
De
la Inmaculada, del Rosario y la Cripta.
Cuando
fue canonizada Bernardette le hicieron
otra iglesia, ésta es de arquitectura moderna y, para mí, es un edificio muy
feo.
En
Lourdes hay otra basílica muy importante
es subterránea y es conocida con el nombre de San Pio X, con capacidad para quince mil personas, y en ella se
celebra una misa internacional los miércoles y domingos.
Es
grandiosa y digna de verse por dentro, delante de ella hay una gran explanada.
Si entramos a ella por la puerta principal nos encontramos con un monumento que
es conocido con el nombre de “El Calvario”.
Hay
otro que está dedicado a la “Virgen
Coronada”.
Enfrente
está la llamada “Basílica de Lourdes”.
En ésta son muy visitadas la “Gruta de
las apariciones” y las “Piscinas”.
En estas últimas la gente se sumerge revestido de unas túnicas que reciben
allí, estando separadas para hombres y mujeres. Ante de entrar a ellas hay que
esperar durante un buen rato.
Todos
los días, por la tarde, hay dos procesiones; la primera es con el Santísimo y después la de los enfermos, éstos van ayudados por
familiares o personal especializado. Esta última culmina en la basílica
subterránea de San Pío X, allí escuchan misa y, a su conclusión, reciben la
bendición y se marchan hacia la gruta.
Un
tema muy controvertido de este lugar son las “Curaciones inexplicables” de enfermos incurables que sanaron allí
milagrosamente. Se comenta que fueron entre seis y siete mil las que hubo aunque
la iglesia solo ha reconocido, como milagros de la Virgen, SESENTA y SIETE.
A
lo largo del año acuden a este lugar unos seis millones de peregrinos y, por
esa realidad, Lourdes es la ciudad
francesa que tiene más hoteles después de París.
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