Colaboración de José Martínez Ramírez
DEDICADO A D. JOSÉ CUENCA ANAYA
Con
mucho mimo pone garbanzos en remojo
la
noche anterior y la observa tan bonita,
con
su plumaje azulado, negro y rojo
de
patirroja bravía que ahora dormita.
Inflada,
pausada y encantadora; con su ojo
cerrado
y quieto de esta vida que transita
entre
bosques de pinos, olivos, rastrojos
y
olores a tomillo y cantos de mezquitas.
Guadalquivir,
vida de Andalucía, sólo
tu
alma sabe a canto, duende y alegría
engrandecida
por la perdiz que rima.
Con
el llanto de tu tierra que mira de reojo
al
alba de primavera dolorosa y cainita…
¿Hay
algo más puro que el canto al que tu invitas?
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