Colaboración de Paco Pérez
La parte esencial de la
información histórica de este pequeño relato, y las fotos, me fue aportada por
el sobrino de los protagonistas, Tomás
Lendínez García “El tío calambres”, en una de las múltiples tertulias que
hemos tenido en la cafetería, yo me he limitado a darle forma.
La
señora Angelita, madre de Tomás y Pepe Luís, fue muy popular en nuestro pueblo y esa forma de nombrarla
que usaban los villargordeños cuando hablaban de ella se debía a que estaba
casada con Tomás García Torres “Zamorita”.
El
padre de este señor fue Tomás García
Ciprián “Zamorita”, él dio origen a ese apodo y se lo dejó en herencia a su
hijo y nietos, además del negocio del comercio.
La
madre de Tomás Lendínez, Elena García Torres, también fue hija
suya.
El
señor Tomás García Ciprián fue un gran comerciante pero,
según escuché de los viejos del lugar, el hijo no tenía madera de comerciante y
por eso tuvo Angelita que remangarse
el mandil para dirigir el establecimiento, por esa razón ella adquirió en vida
tanta popularidad y su esposo pasó sin pena ni gloria.
En
el comercio también atendía al público y, junto a ella, también despachaba la
señora María, cuya profesión era la
de empleada de hogar, pero estaba tan unida a esta familia que todos la
trataban como un miembro más de la familia y por eso, en el negocio, ella hacía
y deshacía lo que creía correcto y nadie le reprochaba nada.
Cuando
se hizo mayor, María se jubiló y se marchó
ya a vivir jubilada con su familia a Cataluña,
si mi información es correcta.
Tomás tenía un tío
paterno, Bartolomé Lendínez “Tomate o “Pulguito”, que estaba casado con una hermana de Angelita.
Como
es lógico las relaciones entre ellos eran frecuentes y cordiales pues los lazos
familiares las hacían así.
Un
día el Sr. Bartolomé fue a comprar a
la tienda, estaba Angelita y
entablaron conversación y salió el tema de cómo debían ser la relaciones entre
los hombres y las mujeres. Por las manifestaciones que hizo Bartolomé sobre el tema en ese momento ella
quedó impresionada muy gratamente porque en otras ocasiones no estuvo tan
acertado, debió de dejarle un concepto malo y, por eso, al acabar el cuñado sus
palabras le manifestó que le habían gustado mucho así:
-
Cuñado… ¡¡¡Qué romántico eres!!!
-
¿Qué me has dicho?
–
Que eres muy romántico… ¿Te he dicho algo malo?
–
Angelita… ¡¡¡Estás muy equivocada!!!
-
¿Por qué?
-
¡¡¡Porque, como yo soy un tío macho, no
me vuelvas a decir que soy un mariconazo!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario