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sábado, 7 de octubre de 2017

LOS DESVELOS DE DIOS Y LA RESPUESTA DEL HOMBRE

Colaboración de Paco Pérez
Las lecturas religiosas suelen estar cargadas de imágenes literarias, palabras o expresiones que tienen un sentido figurado.
Cuando el que habla juega con las palabras en esta línea éstas tienen otro significado distinto. Jesús las usaba mucho para conseguir que sus mensajes fueran más entendibles. Antes que Él, otros hombres de Dios, también usaron esa metodología.
Isaías les habló de la semejanza que había entre Dios y el viñador para comunicarles que igual que el agricultor espera que su viña le dé buenas uvas, Él siempre espera de los hombres lo mejor. Aquel se esforzó cuidando la plantación pero cuando le llegó la hora esperada las malas hierbas se ponderaron y no prosperó la cosecha… Ante el sufrimiento que le ocasionó el revés sufrido reaccionó arrasando lo que había cultivado con esfuerzo y cariño.

Jesús, en Mt 21, 33-43, recurre de nuevo a la imagen de la “viña, los sarmientos, las uvas, el agricultor…”. En ella, Dios es el propietario; nosotros somos la viña que plantó el Señor; los cuidados que le da son el amor que Él nos tiene; los labradores son los dirigentes del pueblo; el fruto es lo bueno que Él desea para el hombre: la verdad, el derecho, la justicia y el amor; los criados que envió son los profetas; el enviar a los criados a cobrar varias veces es una muestra de que no se cansa de llamarnos al arrepentimiento y a la conversión y, por último, el hijo y heredero asesinado es Jesús.
Dios, como todo buen agricultor, siempre espera de la viña una respuesta buena pero me temo que lo defraudamos de manera permanente porque solemos actuar guiados por nuestras ambiciones… ¿Qué hará con nosotros el agricultor ante el desengaño recibido?
El PERDÓN de Dios es una realidad palpable pero no podemos dar por hecho que, hagamos lo que hagamos, al final todos seremos tratados de igual manera… Si nos fijamos en Mt 25, 1-13, la parábola de “Las diez vírgenes”, comprobaremos que todas no entraron a la fiesta porque no se preocuparon de hacer sus deberes a tiempo. Con este ejemplo la opción más positiva que nos queda, si no cumplimos, es que podamos arrepentirnos a tiempo pero si nos dormimos en los laureles, como las cinco insensatas, y somos sorprendidos mientras dormimos… Que cada lector decida qué nos puede suceder ante estas realidades que no queremos aceptar.
Antes se nos amedrentaba demasiado con el castigo y ahora recibimos un mensaje contrario, la Misericordia de Dios es inmensa y nos perdona pero… ¿No sería mejor poner los puntos sobre las íes y no eludir el matizar estos temas tan delicados para evitar que las conciencias se relajen y evitar así que se tomen a chunga los incumplimientos?
Dios no nos castiga como represalia pero sí queda claro que nuestros actos nos llevan a la destrucción. Como ejemplo podemos recordar que cuando el comportamiento de los hombres de Israel fue incorrecto éstos sufrieron los efectos de la invasión militar de otros pueblos y la deportación… ¿Él los castigó?
Ellos se castigaron a sí mismos y el Padre no intervino en ello pero su gran Misericordia con ellos quedó demostrada cuando los sacó de la esclavitud pero, a pesar de su ayuda, no aprovecharon la enseñanza recibida y siguieron desviándose de su camino.
Pablo enseñó el camino a quienes formaban la comunidad, indicándoles qué debían hacer y qué no.



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