Colaboración de Emilia Ruiz Valero
La Concejalía de Cultura de nuestro Excmo. Ayuntamiento convocó para las “Fiesta de Santiago” un concurso
literario en el que los participantes escribirían una “Carta de amor”, yo lo hice con este título y el jurado, al valorar
su contenido, me concedió el SEGUNDO
PREMIO.
El texto es fruto de los
hechos reales que hace años escuché de las personas mayores que se reunían en
invierno a tomar el sol al abrigo de un testero blanqueado o en un rincón de la
calle, sentadas en sus silletas bajas de enea y, mientras hacían la calceta, se
contaban sus recuerdos.Yo era entonces muy pequeña pero acompañaba a mi abuela
muchas tardes porque esas conversaciones me gustaban tanto que todavía no las
he olvidado.
Lo que he hecho ha
sido recordar y ordenar los sucesos reales que afectaron a algunas de aquellas señoras
que estaban novias antes de que estallara la Guerra Civil, por ella sus novios estuvieron en el frente o cuando
al comenzar la década de los años cuarenta, una vez concluida, fueron
encarcelados. A los sufrimientos de aquella realidad le he puesto un poco de
imaginación y me ha resultado este texto.
Quiero hacer constar
que los textos de los concursantes fueron imprimidos en un pergamino y
expuestos durante las Fiestas pero al mío, con dos páginas, sólo se le imprimió
y expuso la primera. Un incidente lamentable y de mal gusto.
Villargordo,14
de febrero de 1940
Te
escribo estas líneas, en un día tan especial, para reiterar mi amor por ti. Ya
que no hay tan sólo un minuto que se escape sin pensarte, sin desear gritarle
al cielo cómo te amo. Queriendo agradecer a las estrellas el gran regalo que me
hicieron, siendo tú, mi amor más preciado y esta persona tan especial en mi
vida.
Hemos
compartido cosas en estos maravillosos años, momentos únicos e inolvidables.
Otros, algo más difíciles, donde hemos tenido que recoger los pedazos de sueños
rotos para crear otros nuevos pero que con el paso del tiempo han hecho que
nuestro amor crezca hasta el infinito.
Quiero
que sepas una cosa, te amo desde el primer momento que te conocí. Te amo por tu
paciencia, por tu comprensión, por tus detalles, por la luz que desprenden tus
lindos ojos al mirarme, por el aliento que aportabas a mi corazón cuando estuvo
a punto de debilitarse, sólo tú creías en él, dándome libertad y fortaleza para
atreverme de nuevo a volar.
Necesitaría
interminables años en la vida para disfrutar de tu ternura, de tu amor, de tu
cariño y de tu pasión para que, cuando me llegue el final, pueda respirar el
último aliento de tu boca y, en el más allá, continúe amándote.
Eres
mi presente, mi pasado, mi futuro, el gran amor de mi vida… Las más hermosas
horas las he vivido a tu lado. Mi corazón es solamente tuyo, tómalo y lo
escucharás decir a cada segundo:
-
¡Te amo!
Mi
mayor deseo es caminar juntos el sendero de la vida cada día, cada noche y cada
segundo hasta el final de los años; jurándonos amor eterno más allá del
infinito, más allá de un sueño eterno…
Tú,
amor mío, eres un brillante arco iris que ilumina mi alma, estando ahí siempre
para compartirlo. No imagino esta vida sin ti, un amanecer sin tu luz y un
suspiro sin tu aliento porque cuando estamos juntos me olvido del mundo, olvido
las penas, olvido hasta el olvido…
Nada
ha cambiado desde el primer instante que nos unió, nos hacemos falta, y tú me
harás falta siempre. Lo sabes, te necesito.
Con
esta carta reafirmo mi amor por ti, mi ansia de ti, mis ganas de ti… Nunca me
faltes, ni te ausentes y no dejes de quererme jamás porque tú eres mi
existencia.
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