Colaboración de José Martínez Ramírez
II
Pensando
en ti, ya ves, esta madrugada
de
ventisca y lluvia que golpea,
incesante
el cristal de mi ventana,
mientras
miro la llama de la chimenea.
No
te pido ya compartir las manzanas
que
un día sembramos en el mar de Nerea.
Ni
lecho, ni un baño de diosa romana,
ni
niños y ni una boda untada de brea.
Quiero
que escuches barcos de porcelana,
la
magia de las notas de una guitarra,
la
quietud desesperante de una piedra…
Que cierres fuertemente los ojos,
cuando el sol te abrace como la hiedra,
y veras nevar en Julio en Villargordo.
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