Colaboración de Paco Pérez
Cuando
pasan los años la vida nos ofrece las vivencias necesarias que nos permiten
comprobar que nada es perdurable porque todo y todos estamos sujetos a
fenómenos que actúan de manera inesperada y originan situaciones cambiantes,
cuando esto ocurre lo que antes estaba arriba se pone abajo y lo que estaba
abajo sube arriba. Los hombres de ciencia, por los fósiles, han demostrado que
este planteamiento no es teórico sino real. Hagamos un clic en COMPROBEMOS.
Los
restos encontrados en el Everest nos
enseñan que en el espacio donde está el punto más elevado del planeta Tierra antes hubo un medio acuático
marino… ¿Por qué les planteo este hecho
si el tema que nos ocupa es San Antón?
Porque
por esta noticia que leí hace años he retrocedido en el tiempo ayudado del
recuerdo y he comprobado que los actos
religiosos organizados en nuestra “Parroquia”
para el día 17 de enero, en honor de
San Antón, me han demostrado que en
el plano religioso también hay cambios, lo digo porque desde hace ya muchos
años la misa era en el templo parroquial y después la procesión salía de él
hacia la Ermita. Veamos las huellas de
los años 2011 y 2014:
Pasan
los años y compruebo que la programación del día 17 para este año ya se hacía
antes. Actos programados:
1.-
Misa en la Ermita, a las 11 horas.
2.-
Bendición de los animales.
3.-
Procesión con inicio por la calle Pablo Iglesias, continuidad por Luna Alta y regreso por 14 de Abril.
Considero
que este cambio tiene mucho sentido porque si el santo tiene su sede en nuestra Ermita
pues debe salir desde ella en procesión
y regresar a su conclusión a ella. En años anteriores se bajaba en medios motorizados hasta la Parroquia y después regresaba en procesión a la Ermita… ¿Tenía mucho sentido
esta programación?
Bajo
mi punto de vista no pero como “doctores
tiene la Iglesia” pues se puede entender que una vez cambiado el recorrido
su repetición durante bastantes años lo
convirtió, por tradición popular y en ausencia de la razón y del
sentido común, en el cumplimiento religioso de ese día hasta este año. Hoy se ha
conseguido, gracias a los planteamientos del nuevo párroco y a la puesta en
marcha de la razón, que los actos hayan retornado a las costumbres del pasado…
¡¡¡Bien hecho!!!
Hace
unos días escuché a un señor muy mayor decir que en tiempos de D. Felipe Iriarte se hacía como en este año se había proyectado y yo le dije
que en mis recuerdos infantiles permanecían las imágenes de ese itinerario pero
no recordaba qué cura teníamos entonces, sería el que me dijo.
Este
sacerdote era un hombre muy inteligente que tenía la lengua muy suelta para
llamar a las cosas por su nombre y tan espontáneo que no tenía inconveniente en
jugar al fútbol, lo hizo en más de una ocasión, con la sotana remangada y que
le dijeran los niños durante el fragor del juego:
-
¡¡¡Felipe chuta!!!
Este
señor me contó que un año la procesión arrancó en la Ermita bien acompañada pero que ocurrió algo inesperado cuando ésta
llegó hasta la esquina de Luís “El Ratón” y comenzó la subida por la
calle Queipo de Llano, así se
llamaba entonces… ¡¡¡Sólo iban
acompañando al santo el cura y los cuatro costaleros!!!
Cuando
llegaron a la Ermita se encontraron
con que la gente estaba dando las tradicionales “vueltas” alrededor del templo y entonces D. Felipe se encaró con ellos gritándoles:
-
¡¡¡Sois unos borregos!!! ¿Qué sentido tiene que estéis dando las vueltas
a la Ermita si el santo estaba en procesión y no en ella?
Este
cura fue nuestro párroco desde el 4 de
octubre de 1953 hasta el 30 de
septiembre de 1959 y, aunque hayan pasado desde aquellos hechos casi
sesenta años, considero que de nada sirvió que les cantara a los presentes los
cuarenta principales y por ello digo que, lamentable, seguimos anclados en las lumbres y en las vueltas a la Ermita, es
decir, en la “tradición popular”.
La
diferencia del cumplimiento de ahora con el de antes está en que entonces las
vueltas se daban con los animales y los carros y ahora con los coches y los tractores.
No ha cambiado
nada:
1.-
Dar este día las TRES VUELTAS a la Ermita:
2.-
Que el sacerdote dirija al pueblo concentrado unas palabras después de la
procesión glosando la figura del santo:
3.-
Bendecir los animales. Este año ha
tenido la particularidad de que en este acto se ha repuesto también la figura
del lechoncillo de “San Antón” en el momento de la
bendición pero no se soltará como se hacía antes para que fuera cebado con lo que
le echaba el pueblo. Ahora se ha organizado con él una rifa destinada a recaudar
fondos para cubrir algunas necesidades urgentes de la parroquia:
4.-
Encender las lumbres la noche del día 16 y pasar gran parte de ella de marcha
en sus inmediaciones:
5.-
Que al día siguiente, muy de mañana, todavía quede algún juerguista
calentándose y comiendo:
4.-
Que a las 13:30 horas del día 17 algunos sigan de juerga todavía, es el caso de
la Peña Animalista “Los GALGUEROS”:
Que durante
muchos años podamos seguir diciendo muy fuerte…
¡¡¡Viva
San Antón con su lechón!!!
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