Colaboración de Paco Pérez
Desde
el comienzo de los tiempos las relaciones de Dios con el hombre no discurrieron por los cauces de la normalidad
debido a que éste siempre se apartó de la normativa que Él le puso.
El
problema no estuvo en la ley sino en
no respetarla y en el motivo por el que le fallaron, sucumbir ante la tentación
por la ambición de ser y poseer. Este es el grave problema que tenemos las personas a diario
en nuestra convivencia con los demás pues, para lograr nuestros objetivos, nos
olvidamos de los principios morales y así ya podemos practicar el egoísmo,
contrario a la verdad.
Siempre,
los males le vienen al hombre porque incumple las leyes de Dios y no porque Él se
dedique a repartirnos las desgracias.
Pasaron
los años, vino Jesús y los hombres
seguían instalados en el egoísmo y no aceptaban
la verdad que les enseñaba porque preferían seguir practicando el apego a
lo que no tiene sentido… ¿Por qué
rechazaron a Jesús si con su ejemplo de vida les enseñaba el verdadero camino?
Porque habían conocido a Jesús desde pequeño y no comprendían que aquel vecino con el que
habían convivido tanto tiempo ahora, de pronto, se presentara a ellos dándoles
un mensaje tan profundo y con poder para curar a los enfermos. Estas acciones les
causaban curiosidad y confusión, hasta el punto de que las personas, cuando Él regresó a casa después de haber
estado fuera, acudían para escucharle pues les encantaba su mensaje aunque no
comprendían cómo podía hablarles así el hijo del carpintero. También acudían los
escribas, señores muy doctos en el
tema religioso, y, como sus enseñanzas y comportamiento de vida eran diferentes
a lo que enseñaban y practicaban pues su comportamiento consistía en tratar de
confundir a las buenas gentes difundiendo mensajes maliciosos… ¡¡¡Satanás está dentro de Él y por esa razón expulsa a los demonios del
cuerpo de las personas poseídas!!!
Jesús les refutaba
las mentiras de sus planteamientos haciéndoles razonar con ejemplos sencillos. Un
ejemplo demoledor fue:
-
¿Cómo Satanás expulsar a Satanás?
Con
otros les demostró que lo que hacemos los hombres con nuestros comportamientos
de ruptura afecta a todos: Naciones,
familias y personas. Quienes así actúan son quienes sí están junto a Satanás pues favorecen la opresión y
van en contra de la libertad. También les aclaró que se perdonarán a los
hombres todos los errores que cometan pero no serán perdonados nunca aquellos
que blasfemen contra el Espíritu.
Por
ser de los suyos y por estas cosas tan asombrosas que decía y hacía, entre sus conocidos y familiares comenzó a correr el rumor de que estaba poseído, ellos
acudieron en su ayuda y, cuando le comunicaron que estaban allí, Él les respondió presentándoles una
visión más elevada de quienes formaban su familia: [Aquellos que cumplan la voluntad de Dios esos son mi madre, mis
hermanas y mis hermanos.].
Para
orientar a los hombres de su tiempo, Pablo
les habló de la importancia que tenía la fe
para mantener el rumbo en la vida pues por ella podrían mantener la creencia en
Jesús, actuar como Él les enseñó y entonces, de hacerlo
así, podrían confiar en Dios y, lo
mismo que resucitó a Jesús, también
lo haría con los hombres. Debemos tener confianza en Dios aunque el paso de los años debilite nuestro cuerpo, lo que se ve, porque si nos afianzamos
en nuestra creencia también seremos resucitados porque el espíritu permanecerá intacto, lo
que no se ve.
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