Colaboración de José Martínez Ramírez
Viví
una tarde en la Maestranza,
y
a la Esperanza, más bonita cada día,
yo
le pedí demasiado de rodillas.
Vi
al Cachorro por el Puente de Triana.
y,
aunque viva lejos, sé quererte, Sevilla.
De
la mano de mi amor, tan temprana,
paseé,
cuando más falta me hacía,
vestido
de Tenorio con Sultana
y
bebiendo por Triana sus caricias
y,
aunque viva lejos, se quererte, Sevilla.
Dentro
de un jardín de flores granas
le
canté de Machado unas letrillas...
¡Qué
bonita la cancela de la villa
que
calla los suspiros, qué gitana!
Y,
aunque viva lejos, sé quererte, Sevilla.
Le
besé al Guadalquivir su mejilla
sobre
una barca de versos lorquiana,
la
rosa que cayó del cielo, una maravilla,
y,
como todas las flores amarillas,
fue
para la virgen del Rocío tan lozana.
Y,
aunque viva lejos, sé quererte, Sevilla.
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