Colaboración de Paco Pérez
FE,
CAMBIO Y ALEGRÍA
Miqueas nació en el
S. VII antes de Cristo en un pequeño
pueblo y en él vivía cuando se le presentó a la población un grave peligro, la
invasión de los asirios. Él huyó a Jerusalén en busca de seguridad para su vida
y una vez allí, cuando conoció la situación de degradación en que vivían sus habitantes,
se sorprendió porque no esperaba encontrarse aquella realidad social: [La injusticia estaba
aceptada por todos como norma de vida y el paganismo
iba en auge.].
Ante
la situación en que estaban atrapados sus habitantes les hizo anuncios sobre
los nuevos tiempos que se avecinaban y el cumplimiento de las promesas que les
había venido haciendo Dios: [El nacimiento del Mesías, su orígenes
davídicos, que vendría en un pueblo pequeño
llamado Belén, les habló de su grandeza,
que Él existía desde el comienzo de
los tiempos y les anticipó que su venida representaría
para los hombres una paz de espíritu generalizada.].
Pasaron
los años y los anuncios de Miqueas
comenzaron a cumplirse.
María e Isabel, dos mujeres extraordinarias quedaron
embarazadas y se nos muestran unas situaciones similares por las formas únicas
que las llevó a ser madres: Dios lo
anunció con anterioridad.
Fueron
hechos especiales porque en ambas concurrían circunstancias que podían hacerles
dudar del anuncio que recibieron del Señor.
En María se daba la particularidad
de que estaba desposada con José pero
no conocía varón. Por esta realidad, quedarse embarazada le podía ocasionar el
inconveniente de ser acusada por él
de haberle fallado y entonces podía repudiarla. Ella, empujada por su FE,
no dudó del Señor, aceptó la
propuesta y engendró a Jesús. José también recibió de Dios el mensaje de la futura maternidad
de María y todo quedó aclarado y comprendido.
Antes
que a María, el Señor visitó a Zacarías,
el esposo de su prima Isabel, y, aunque
él recibió el anuncio, tuvo dudas de la propuesta que le hizo Dios por ser los dos de avanzada edad. Al
ser matrimonio su embarazo no levantaría la misma polvareda que podía afectar
al de María. Esta realidad jugaba a
su favor pero el inconveniente de ser muy mayor hizo dudar a su marido y por
eso el Señor lo privó de su voz
durante un tiempo.
También
estuvo presente la FE en Isabel y por ella, cuando recibió a María
en su casa, lo hizo con estas palabras: [Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?].
Si
Dios no hubiera estado con ellas en
el momento de saludarse… ¿Hubiera sido posible que Isabel pronunciara esas palabras?
La
actitud de María, viajar durante
varios días para acudir a casa de Isabel,
es una enseñanza sobre la cultura de su tiempo. Ella no viajó para ir de
turismo porque hacerlo entonces no era un placer sino un sacrificio, acudió
porque su prima era mayor y quería ayudarle.
¿Hemos sabido valorar el gran papel que Dios
reservó a la MUJER en el proyecto que diseñó para la humanidad?
La
venida de Cristo representó un
cambio radical en el modelo de culto que había establecido hasta entonces, holocaustos y ofrendas.
Jesús manifestó que
el Padre ya no deseaba seguir por
ese camino, Él le aceptó el reto de
convertirse en la víctima que sería inmolada en sustitución de lo anterior y
que después ya no habría que hacer más sacrificios
porque el suyo sería único e irrepetible.
¿Se
podría entender este texto como el anuncio de que después de Jesús la religiosidad debería abandonar
las “ceremonias” y los “ritos” para practicar la “preocupación por los demás” y “ayudar a los que pasen necesidades”?
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