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viernes, 15 de marzo de 2019

NUESTRO ENTORNO


Colaboración de Paco Pérez
ALMENARA
CAPÍTULO V-C
El único encuentro humano que tuvimos en nuestras visitas fue cuando pasamos por esta casa-cortijo de aquel entorno.
En el momento de hacerlo salieron sus propietarios pues escucharon nuestros comentarios… ¡¡¡Qué sorpresa nos llevamos, eran Braulio y Catalina, su hermana!!!
Hacía muchos años que no nos habíamos saludado pues, cuando éramos unos mozalbetes, él venía al pueblo y se juntaba con mi pandilla de amigos, después de aquello nos vimos tan pocas veces que se podrían contar con los dedos de una mano pero con quienes sí tenían unas buenas relaciones era con mis acompañantes, Alonso y su hija Ana Mari.

Aunque tienen vivienda en Jaén ellos prefieren vivir, la mayor parte del año, en “Almenara” pues se sienten felices viviendo alejados del ruido y del aire contaminado de la ciudad, respirando el aire limpio del campo y rodeados de sus yeguas, marranos, caballos, pavos, gallos, gallinas, conejos, perros y gatos…

Ellos están acostumbrados a vivir siguiendo la filosofía del “estilo cortijero”, es decir, tranquilidad y buenos alimentos naturales: Los productos de la matanza, los huevos, la carne… Viven así porque son buenos hijos de la célebre cortijera de aquellos pretéritos tiempos en los que las personas no se conocían por su nombre sino por el apodo, a esta señora la nombraban como la “Gata Rabiosa”.
Yo no la conocí pero sí escuché muchas veces su apodo, sobre todo cuando se quería ponderar la maldad de alguien y entonces, para ofender fuertemente a esa persona, se le decía:
- ¡¡¡Anda yaaaa, que eres más malo/a que la “Gata Rabiooosa”!!!
En aquellos parajes vivió otro personaje que, por las mismas razones, alcanzó peor fama que esta señora, quienes lo conocieron afirman que era más malo… ¡¡¡El “Almendrao Viejo”!!!
Este señor también tenía acoplada la misma frase que la señora.
Ésta tuvo también a Francisco y a Pedro, ya fallecidos, y, otra hija que se casó con un médico, vive todavía.
A Francisco lo recuerdo muy bien porque era inconfundible debido a su delgadez, por vestir con traje oscuro y sombrero negro y porque cuando viajaba hasta el pueblo lo hacía conduciendo un tractor “Hanomag Barreiros” de color rojo descapotable o en un “Land Rover Santana” corto, todavía circula Braulio en él. Por cierto, hace unos días me encontraba en la acera de casa esperando que saliera mi esposa y en ese momento pasó Braulio conduciendo ese coche por nuestra calle, la que en bajada es dirección prohibida desde hace unos días; lo hacía a más velocidad de lo deseado y lo acompañaba como copiloto Juan el de “Los Mateos” y, como no respetó la señal de prohibición, le hice señales para que no pasara, no se detuvo para averiguar qué quería comunicarle.  
Francisco, durante un tiempo, debió sentirse cansado de llevar vida de monje en la cortijada y se cambió el mono de trabajo por el traje, el sombrero y la cartera llena de pesetas. En esas fechas, por su nueva forma de pensar, comenzó a visitar con mucha frecuencia Villargordo o Jaén y, como es lógico, a divertirse a su manera. Cuando estuvo un poco tiempo practicando esa forma rara de entender la diversión se quitó el traje y el sombrero, regresó al cortijo se enfundó el mono de trabajo y retornó a su vida anterior.
Pedro casó con la hija de otro “cortijero” del lugar, conocido con “El Nieto”. Parece ser que hace unos meses entró en el quirófano para ser intervenido de una “hernia”, después se le presentaron algunas complicaciones y falleció.
Hagamos un recorrido virtual por el enclave de la “cortijada”:











Ahora os voy a llamar la atención sobre algo que a simple vista no dispara la curiosidad del visitante pero cuando ves las fotos con tranquilidad te das cuenta del modelo de refuerzo que daban a las paredes para evitar que se derrumbaran. He pensado sobre ello y las posibles respuestas que he encontrado para que levantaran estos muros de contención:
1.- Los tejados se construían entonces con la técnica arquitectónica de la parhilera y este sistema, por el peso del tejado, tenía el inconveniente de que empujaba las paredes hacia afuera y las derribaba.
2.- Que esas construcciones se usaran para guardar paja o cereales y el peso de estos productos agrícolas las empujara hacía el exterior.






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