Colaboración de Paco Pérez
AUMENTAN LAS PEÑISTAS
CAPÍTULO II
Siempre
habían estado en la convivencia churrera
de los martes las mismas señoras: Luci
“La Chica”, Paqui “La Trapera” y Mari Carmen “La de Ojirres” y esta
circunstancia nos hizo creer que las componentes de la peña eran TRES.
Un
día la foto cambió porque también estaba con ellas Luci “La Chilanca o la
Grande” y por eso les dije:
-
Se nota que la peña ha cambiado en
dos cosas, ha aumentado el número de sus componentes y en la bandeja sólo queda
el papel lleno de aceite.
Entonces
nos manifestaron que ella formaba parte del grupo desde siempre y que si había faltado
durante un tiempo fue por tener que cumplir con sus obligaciones familiares.
Esta noticia
me dejó descuadrado pues me confirmó que las apariencias muchas veces engañan.
Desde
ese día las cuatro han venido asistiendo al desayuno del martes y muy pocas
veces alguna ha fallado pero siempre porque las obligaciones son antes que las
devociones.
Unos
días después decidimos dar marcha al relato acordado y entonces el refrán volvió a triunfar… ¿Por qué?
Les
propuse que me fueran aportando algunos datos de los hechos más relevantes que
les ocurrieron desde que eran niñas y que buscaran fotos que acompañaran a los
textos. Entonces una de ella contó una anécdota vivida, mencionó a otras
señoras como protagonistas de él y así fue cómo Mari y yo supimos que esta peña
La
componían en sus inicios OCHO
personas y que un tiempo después la ampliaron con dos más y ya fueron DIEZ… ¡Menudo sorpresón nos llevamos!
Las
compañeras que faltaban por aparecer y las razones de su no presencia en las
reuniones churreras:
-
Juanita “La de Adela” es hermana de Cristóbal
“El pintor”, vivió durante los
primeros años de su vida en la cortijada
de “Sanchiníguez”, por esa razón se
incorporó más tarde al grupo y, cuando se casó, se marchó del pueblo para vivir
en Granada.
–
Angelita Vílchez, también se casó y
vive en Torrequebradilla (Jaén).
–
Gloria Vílchez y Loli “La del Torrejón”, por razones
laborales, residen en Linares (Jaén) y no se casaron.
También
forman parte del grupo:
-
Anita “Cabeza Pepino”, desde que se
casó vive en Arganda del Rey (Madrid).
–
Paqui “La de Vitor” eligió como
esposo a Paco García González “El Vaquero” y por razones laborales de
él vivieron en varias poblaciones de nuestra geografía, recalaron finalmente en
Torredonjimeno (Jaén), enviudó hace poco y continúa residiendo en esa población
junto a sus hijos y nietos.
Cuando
pasaron los años, crecieron y les llegó el momento lógico de ennoviarse, trabajar,
casarse, tener hijos y vivir en lugares diferentes del pueblo o fuera de él.
Pues, a pesar de estas circunstancias separadoras ellas siguieron fieles al
grupo y afirman que no han sido suficientes estas realidades adversas para que continúen
reuniéndose y, además, con gran frecuencia. Las que están viviendo en el pueblo
acuden los martes a la “Cafetería-Churrería
Luchy” y, aunque caigan “chuzos de punta”, ellas desayunan siempre en
la terraza pues opinan que… ¡Haga frío o
calor, después de los churros y el café, la tertulia y el cigarro sientan mejor!
Durante
el año, en fechas muy señaladas, también se reúnen en más de una ocasión en alguno
de los restaurantes locales para almorzar. Yo, para ampliar el tema
informativo, les hice varias preguntas aclaratorias sobre estos encuentros:
-
Cuando os reuní todo el grupo para almorzar… ¿Vais acompañadas de los esposos o
solas?
Mari Carmen tomó la
palabra para responderme y lo hizo en un tono muy natural:
-
¡Noooo, esos encuentros son sólo para
las mujeres y ellos se quedan en casa de cocineros!
Pude
comprobar que la Peña “El Churro” está muy consolidada pues,
aunque las circunstancias descritas las han obligado a estar diseminadas por
nuestra geografía andaluza o nacional, ellas no olvidan los muchos años que
disfrutaron juntas desde que eran niñas y el secreto de permanecer tanto tiempo
así lo achacan a las circunstancias naturales que concurrieron cuando empezaron
a ser grupo pues en aquellos años, al ser tan pequeñas, ninguna perdió el sueño
pensando con la almohada qué niñas eran las que más les interesaban como amigas
y cuáles no. A ellas la coincidencia les hizo tener casi la misma edad; unas
familias que vivían en la misma calle o en otras muy próximas; ir juntas al
colegio, jugar en los patios durante el recreo y regresar a casa hablando y
saltando; volver a jugar por las tardes en las calles y en las eras del barrio
hasta que se hacía de noche…
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