Colaboración de Paco Pérez
VIVENCIAS
CAPÍTULO IV
Me
comentaron las señoras “peñistas” que
protagonizaron muchas, me contaron algunas y, supongo, si no me han relatado
ninguna más, hasta ahora, será por la sencilla razón de que prefieren
mantenerlas descansando en el “baúl de
los recuerdos”, yo así lo interpreté y no les insistí más.
JUGANDO A OPERADORA CON “CINEXÍN”
Cuando
eran niñas había pocos aparatos de TV para comer el tarro a las personas con los
anuncios, sobre todo a los pequeños, pero a pesar de esa realidad a Paqui “La Trapera” le llegó la noticia de que había una máquina pequeña de
juguete que servía para echar películas.
Desde
que se enteró empezó a darle vueltas al tema y cuando llegó diciembre comenzó a
dar la tabarra a sus padres para que en la fiesta de “Reyes” le regalaran una. Tanto les insistió que su deseo se vio
cumplido, el regalo la hizo muy feliz y por culpa de él, al comienzo de
tenerlo, salía a la calle con menos frecuencia.
Un
domingo amaneció el día lluvioso y las amigas se sintieron contrariadas, no
sabían cómo divertirse y entonces les propuso Paqui pasarse por su casa, coger el “Cinexín”, marcharse a la casa de su abuela Francisca “La Pintá”,
porque a ella le encantaba que en su casa hubiera gente, y ver allí una
película mientras llovía y esperaban que paraba la lluvia para salir a la calle
a jugar.
El
numeroso grupo de amigas que acompañó a Paqui
no molestó a la abuela sino que las
acogió encantada, las acomodó en la “sala
de estar” mientras la operadora preparó la proyección, ésta apagó las
luces, accionó el arranque, las imágenes comenzaron a proyectarse en la pared y
el silencio inundó la estancia.
Cuando
acabó la película una de las espectadoras se asomó a la ventana y al regresar
les comunicó que seguía lloviendo, la abuela les propuso no marcharse y tomarse
unos mantecados. Ellas aceptaron encantadas y cuando liquidaron el contenido de
la bandeja, como la lluvia no cesaba, Paqui
arrancó de nuevo la máquina y volvieron a ver la misma película. Fueron tres o
cuatro las veces que proyectaron la cinta, no se cansaban y la abuela se sentía
encantada con su compañía.
Todas
estaban muy pendientes de la pantalla cuando una de ellas comenzó a oler a
quemado y, sin esperar un segundo más para ver qué ocurría, gritó:
-
¡Fuegoooo!
Todas
se levantaron y salieron corriendo hacia el portal y una vez allí descubrieron
lo que había ocasionado la alarma:
¡La
Manola de “Chirupa” había metido el vestido en el brasero y lo llevaba
ardiendo!
La
abuela acudió en su ayuda, se lo apagó y ahí acabó el susto. Después ya no
tuvieron ganas de seguir con la película y se marcharon para sus casas con las
caras largas pues la lluvia y el fuego les habían arruinado el juego y el
espectáculo.
Unos
días después las amigas quedaron sorprendidísimas cuando comprobaron que Manola llevaba puesto otra vez el mismo
vestido pues su madre se lo restauró y había quedado como nuevo… ¡Le hizo un perfecto arreglo y quedaron
asombradas cuando lo vieron!
El
suceso ocurrió porque la calefacción que tenían en la mesa provenía de un “brasero de ascuas” que estaba colocado en
una “tarima de madera” y, como Manola y algunas más estaban sentadas
en ella, por esa razón se le quemó a ella el vestido.
APRENDIENDO MECANOGRAFÍA CON JERÓNIMO
Jerónimo Cañas
Martínez “El del Estanco” fue un personaje inolvidable de nuestro pueblo
porque, siendo invidente, siempre participaba en las actividades que se
organizaban en la Parroquia o en Cruz Roja para ayudar a quienes lo
necesitaban.
Pero
lo que más me ha impresionado de este relato fue el recuerdo que Paqui “La Trapera” conservaba de él cuando les daba clases de “Mecanografía” en su casa, yo desconocía
que hubiera desarrollado en alguna ocasión esta faceta pedagógica.
Paqui, al
recordarlo, todavía manifestaba su asombro cuando hablaba de algunos detalles
de las clases que les daba.
Para
acostumbrarlas a que escribieran sin ver las teclas les ponía un folio sobre ellas
pero las alumnas, cuando se veían perdidas, continuaban escribiendo con una
mano y con la otra levantaban el papel, lo hacían todas. Supongo que creerían
que como estaba invidente él no se iba a dar cuenta de lo que hacían pero se
equivocaron porque no sabían que a los invidentes les falta el sentido de la “vista” pero tienen muy desarrollado el
del “oído”, esta circunstancia le
hizo a Jerónimo percatarse de la
trampa que le estaban haciendo y quienes eran, entonces él las llamaba al orden
así:
-
Luchy, Paquitina… ¡No levantéis el
papel!
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