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sábado, 29 de junio de 2019

EL VIAJE A JERUSALÉN


Colaboración de Paco Pérez
¿QUÉ ES SEGUIR A JESÚS?

Hoy, el Señor nos regala unos textos en los que se nos muestran las pautas para el “seguimiento de Jesús” y para “vivir en libertad”.
Jesús, sabiendo que se aproximaba la hora final de su misión, decidió subir hasta Jerusalén y envió delante a unos en misión, entraron en una aldea de Samaría, los habitantes no los recibieron bien y no cumplieron con la buena costumbre de ser hospitalarios con los viajeros, cuando éstos sufrieron el rechazo regresaron hasta Jesús, le comentaron lo ocurrido, le propusieron que tuviera una reacción de fuerza contra ellos y Él se negó a hacerlo porque “no había venido a quitar la vida sino a darla”… ¿Comprendieron su negación?

Las personas de buena voluntad que se le acercaban le manifestaban el deseo de quedarse con ellos pero Él no se andaba con rodeos y les explicaba que lo importante del seguimiento era estar libres de las ataduras terrenales: Dinero, placeres, familia, trabajo, poder, opresión, ostentación, mentira, injusticia… Estas personas abandonaban la intención de seguirle porque no habían comprendido su mensaje o porque no deseaban liberarse de las ataduras, como tampoco lo habían comprendido quienes estaban a diario junto a Él… ¿Por qué?
Tal vez, porque la FE movedora de montañas no tenía una consolidación fuerte en ellos y de ahí que lo negaran, vendieran, necesitarán pruebas tangibles de haber resucitado... También porque si los viejos seguidores le propusieron que actuara contra el prójimo sería porque no habían asimilado aún sus palabras y, como es lógico, los aspirantes a discípulos que no habían tenido sus experiencias mucho menos… ¡Por eso, cuando les llegó la hora de abandonarlo todo y seguirlo, se marcharon de su lado con mentiras!
En el polo contrario tenemos el ejemplo de Eliseo, éste sí fue una prueba de la FE que se necesita para el seguimiento incondicional a Jesús y para servir al prójimo.
Elías fue un hombre recto, defensor del culto al Dios único y que vivió volcado totalmente en la ayuda a los más necesitados. Como esta forma de comportamiento era poco corriente pues no lo entendían, lo rechazaban y se tuvo que marchar. Llevaba algunos días caminando pero el Señor no lo abandonó, se le apareció, le dio de comer y beber y le ordenó que retornara hasta sus orígenes pues debía cumplir un encargo, elegir a Eliseo como su sucesor.
Obedeció y en el acto de elegirlo siguió el ritual de echar su manto sobre el elegido; éste aceptó sin preguntas, ésta fue la prueba de su FE y creencia; pidió permiso a Elías para despedirse de sus padres, acto que los sustituía en el rango de obediencia; quemó sus útiles de trabajo; sacrificó a sus dos animales, así mostró su decisión de abandonar la profesión de agricultor y la comida de despedida que ofreció con ellos representaba el abandono de la casa paterna.
Con esta escena final Eliseo nos enseñó que para dedicarse totalmente al servicio de Dios, mostrar a las gentes su camino, era mejor no tener ataduras terrenales.
La elección de Eliseo como sustituto de Elías nos muestra lo imprevisibles e incomprensibles que son los planes de Dios para el hombre.
La muerte de Jesús ocurrió pero no fue un acto inútil sino todo lo contrario, muy necesario… ¿Por qué?
Porque sirvió para que las personas pudiéramos “vivir en libertad”. Antes, el hombre era esclavo del pecado pero con su muerte Él nos liberó de esa esclavitud y nos devolvió la libertad que habíamos perdido. Ahora, por esa libertad que nos regaló, nosotros tenemos la opción de regresar a la esclavitud de la carne o volcarnos totalmente en la esclavitud del trato correcto hacia el prójimo.
Esta realidad se nos muestra en Gálatas 5, 14: [Porque toda la Ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo.»].
Las leyes humanas esclavizan al hombre pero si nos imponemos “amar al prójimo” no pues nace del amor que Dios quiere que practiquemos.


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