Colaboración de Paco Pérez
¿QUÉ NOS EMPUJA A SEGUIRLO?
El
plan de Dios para los hombres
todavía necesita ser aplicado porque Jesús
colocó al prójimo como el punto de referencia que serviría para medir el
comportamiento humano en sus relaciones sociales y por eso debemos
preguntarnos… ¿Lo tratamos con verdadero
amor de hermanos practicando con él la verdad, la justicia, la generosidad, la
igualdad…? o ¿Lo hacemos con actitud
egoísta anteponiendo a su bienestar nuestra ambición?
Las
personas nacemos y morimos pero quien nunca muere es el egoísmo… ¿Por qué será?
Como
éste necesita pisotear la justicia para triunfar pues nunca se acuerda de autoimponerse
un tope que le impida seguir
acumulando y tampoco se lo imponen las instituciones mediante la aprobación de
leyes que impidan a las personas abusar con un enriquecimiento excesivo.
Por ello, al amparo de estas realidades, se ha impuesto en nuestros días la
moda de actuar intentando ingresar más de lo que se necesita o se tiene.
Lo
que sí ha experimentado un sustancial cambio es el refinamiento de los
procedimientos delictivos que se utilizan para conseguir unos mayores beneficios
y así lo que está ocurriendo ahora es que quienes menos tienen cada vez estén
en peor situación porque se está propiciando que haya más paro, rentas mínimas,
desahucios, indigencia, inestabilidad social, fraude, robos, asesinatos…
Si
viajamos al pasado con la Biblia
comprobaremos que antes de Jesús también
tenían estos problemas, que Dios siempre
se preocupó de impedir estos desmanes y que por mediación de los profetas les denunciaba
las irregularidades de comportamiento social que había, así es como intentaba corregirlas.
Para
comprobar lo dicho debemos leer AMÓS 8,
4-7: [Escuchad
esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿Cuándo
pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el
grano?»
Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas
con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias,
vendiendo hasta el salvado del trigo.
Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás
vuestras acciones. ].
El egoísmo denunciado aquí utilizaba todas
las artes negativas de entonces para conseguir ganar más, incluso pisoteaban los
cumplimientos religiosos para comerciar.
Ante
los desmanes que entonces también había Pablo
intentaba orientarlos y les enseña el gran valor de la oración, les recomendaba cómo debían hacerla y les mostraba el
papel de intermediario que desempeña
Jesús entre Dios y los hombres.
Confirmemos
sus consejos leyendo 1ª TIMOTEO 2, 5-8:
[Pues
Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre
Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el
tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol -digo la
verdad, no miento-, maestro de los gentiles en fe y verdad.
Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier
lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones.].
¿Rezamos según el consejo de Pablo o lo
hacemos con la tradición aprendida de nuestros mayores?
Ahora que
cada cual se plantee cómo reza… ¿Buscando en los templos las imágenes o dirigiéndose a Jesús?
Ya va
siendo hora de que nos aclaremos las ideas porque los que deberían hacerlo no
están muy empeñados en comprometerse con abordar esa realidad.
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