Colaboración de Paco Pérez
¿CÓMO HACERLO?
La
predicación de Jesús estuvo
acompañada de polémica pues los receptores de sus mensajes no lo comprendían a
pesar del buen comportamiento que tenía con ellos. Sus palabras chocaban con la
tradición imperante, incluso quedó palpable que los discípulos no lo
entendieron mientras estuvo a su lado.
Pasaron
los años y también hubo dificultades con la comprensión de sus propuestas porque
no las dejó escritas y de ahí que su enseñanza se conservara oralmente. Así, al
pasar de unos a otros, el mensaje pudo haber sido deformado por el desgaste
lógico del formato o porque el transmisor comunicara lo que entendía, o le
interesaba, y no lo que realmente era. Aclaremos lo dicho proponiendo la
lectura de Lucas 14,26: [Si alguien viene a mí y no odia a su padre, a su
madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas e incluso a su propia
vida, no puede ser mi discípulo.].
¿Deben
ser entendidas como una incitación a tener que “odiar” a la familia para poder seguir a Jesús?
Pensar
en esa posibilidad sería un error pues su único deseo era hacernos entender que
lo terrenal ata y que la ausencia de pertenencias materiales libera el espíritu
de las preocupaciones que nos limitarán a la hora de ayudar a los demás.
Jesús nos responde
a esa interrogante en Mt 8,20: [Jesús
le dijo: Las zorras tienen madrigueras y los pájaros del cielo nido, pero el
hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza.].
Después
de Jesús hubo muchos cristianos que
practicaban con total radicalismo esta forma de entender el seguimiento… ¿Por qué adoptaron esta forma de
comportamiento religioso?
¡Porque
Dios les dio la capacidad de
comprender lo que Él deseaba que hicieran!
Leamos SABIDURÍA 9, 13-18: [¿Qué
hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere?
Los pensamientos de los mortales son mezquinos, y nuestros
razonamientos son falibles; porque el cuerpo mortal es lastre del alma, y la
tienda terrestre abruma la mente que medita.
Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo
encontramos lo que está a mano: pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo?
¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría, enviando tu santo
espíritu desde el cielo?
Sólo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los
hombres aprendieron lo que te agrada, y la sabiduría los salvó.].
Otra
forma de
entender el seguimiento nos la muestra Pablo
en FILEMÓN 9B-10. 12-17, lo hizo al tratar
el tema de la “esclavitud”. Onésimo, un esclavo, robó a Filemón y huyó. Pablo lo cambió para la causa cristiana y lo envió a Filemón con una carta, en ella le pedía
que lo aceptara pero le aconsejaba que no lo acogiera como “esclavo” sino como “hermano”.
Este
ejemplo nos debe servir para entender cómo debemos entender la erradicación de
esta problemática social, el camino adecuado es tratando a las personas como
iguales, como hermanos, y no aplicándoles las prácticas opresoras que establecen
desigualdades y aislamiento.
En
el seguimiento, tenemos que abordar el <<Tomar nuestra cruz y seguir a Jesús>>… ¿Cómo suele entenderse?
Creyendo que tener
un problema físico o un contratiempo es “llevar la cruz”.
¿Cómo debemos entenderlo?
Hay
que empezar por “abrazar el seguimiento
de Jesús” y después, con gran esfuerzo, ir abandonando todo lo que nos
amarra a las cosas terrenales para, finalmente, volcarnos en la proclamación de
la verdad, la defensa de la justicia, la ayuda a quienes más necesitados están,
la instauración de la igualdad...
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