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sábado, 7 de septiembre de 2019

SEGUIR A JESÚS


Colaboración de Paco Pérez
¿CÓMO HACERLO?
La predicación de Jesús estuvo acompañada de polémica pues los receptores de sus mensajes no lo comprendían a pesar del buen comportamiento que tenía con ellos. Sus palabras chocaban con la tradición imperante, incluso quedó palpable que los discípulos no lo entendieron mientras estuvo a su lado.
Pasaron los años y también hubo dificultades con la comprensión de sus propuestas porque no las dejó escritas y de ahí que su enseñanza se conservara oralmente. Así, al pasar de unos a otros, el mensaje pudo haber sido deformado por el desgaste lógico del formato o porque el transmisor comunicara lo que entendía, o le interesaba, y no lo que realmente era. Aclaremos lo dicho proponiendo la lectura de Lucas 14,26: [Si alguien viene a mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas e incluso a su propia vida, no puede ser mi discípulo.].
¿Deben ser entendidas como una incitación a tener que “odiar” a la familia para poder seguir a Jesús?

Pensar en esa posibilidad sería un error pues su único deseo era hacernos entender que lo terrenal ata y que la ausencia de pertenencias materiales libera el espíritu de las preocupaciones que nos limitarán a la hora de ayudar a los demás.
Jesús nos responde a esa interrogante en Mt 8,20: [Jesús le dijo: Las zorras tienen madrigueras y los pájaros del cielo nido, pero el hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza.].
Después de Jesús hubo muchos cristianos que practicaban con total radicalismo esta forma de entender el seguimiento… ¿Por qué adoptaron esta forma de comportamiento religioso?
¡Porque Dios les dio la capacidad de comprender lo que Él deseaba que hicieran!
Leamos SABIDURÍA 9, 13-18: [¿Qué hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere?
Los pensamientos de los mortales son mezquinos, y nuestros razonamientos son falibles; porque el cuerpo mortal es lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita.
Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo? ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde el cielo?
Sólo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada, y la sabiduría los salvó.].
Otra forma de entender el seguimiento nos la muestra Pablo en FILEMÓN 9B-10. 12-17, lo hizo al tratar el tema de la “esclavitud”. Onésimo, un esclavo, robó a Filemón y huyó. Pablo lo cambió para la causa cristiana y lo envió a Filemón con una carta, en ella le pedía que lo aceptara pero le aconsejaba que no lo acogiera como “esclavo” sino como “hermano”.
Este ejemplo nos debe servir para entender cómo debemos entender la erradicación de esta problemática social, el camino adecuado es tratando a las personas como iguales, como hermanos, y no aplicándoles las prácticas opresoras que establecen desigualdades y aislamiento.
En el seguimiento, tenemos que abordar el <<Tomar nuestra cruz y seguir a Jesús>>… ¿Cómo suele entenderse?
Creyendo que tener un problema físico o un contratiempo es “llevar la cruz”.
¿Cómo debemos entenderlo?
Hay que empezar por “abrazar el seguimiento de Jesús” y después, con gran esfuerzo, ir abandonando todo lo que nos amarra a las cosas terrenales para, finalmente, volcarnos en la proclamación de la verdad, la defensa de la justicia, la ayuda a quienes más necesitados están, la instauración de la igualdad...

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