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sábado, 5 de octubre de 2019

CREER O NO CREER


Colaboración de Paco Pérez
TENER FE O NO
En nuestros días la increencia está muy presente en la sociedad y de ahí que los comportamientos de las personas sean cada vez más irracionales… ¿Por qué hemos llegado a esta situación?
Los discípulos, poco a poco, iban comprendiendo el mensaje de Jesús y de ahí que, al percatarse de la importancia que tenía la FE para ser un buen seguidor suyo, le hicieran la petición que se nos muestra en LUCAS 17, 5-6:
[5-6 En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó:
- «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar."
Y os obedecería.].

Si quienes recibieron de Jesús las enseñanzas sobre el Reino le pidieron “Más fe”… ¿En qué nivel está la nuestra?
No debe sorprendernos que los enemigos de Dios hayan ido sembrando las semillas de sus principios, contrarios a los cristianos, y que unos años después hayan eclosionado con tanta virulencia, así han estropeado los elementos que más necesita la sociedad para mantenerse cohesionada y fuerte: Dios, patria, familia, justicia, amor al prójimo, sinceridad  
La persona necesita tener esos puntos de referencia que le ayuden a caminar con naturalidad dentro de la sociedad y, cuando se niega a Dios, la conciencia deja de molestarnos y quedamos liberados del freno natural que nos ayudaba a no descarriarnos. Cuando llegamos a ese punto nos sentimos vacíos y el siguiente paso será buscar incesantemente algo que nos ilusione para llenarnos de algo y entonces caemos en los ídolos de la vida que ellos nos sembraron: el egoísmo, el materialismo, la injusticia, la insolidaridad, la ruptura de la familia
Estamos sufriendo este caos porque decimos que somos cristianos y la realidad es que, la mayoría, aún no hemos comprendido lo que acarrea serlo… ¿Por qué no corregimos esta realidad?
Porque siendo este problema el mismo de los apóstoles ellos sí lo comprendieron y decidieron que debían rectificar, por eso le pidieron que les regalara “Más fe” y nosotros lo que le pedimos es que nos toque el “Euromillón”.
Dios pedía a las personas que proclamaran su mensaje, denunciaran las injusticias y guiaran a la sociedad por el verdadero camino. Todo esto ocurrió hasta que llegó el momento en el que Jesús cerró la fase preparatoria y abrió la página final del camino del Reino. Él les enseñó lo que debían hacer y lo hizo de manera práctica pero cuando su misión estuvo acabada… ¿Qué ocurrió?
La fe se fue enfriando porque a medida que el tiempo ponía distancia entre el inicio y el presente los sucesores fueron desarrollando un modelo religioso distinto del que Él enseñó, nos guste o no esa es la realidad.
Todo se puede aprender y por esa razón opino que el primer gran error de quienes deseen ser cristianos es no comenzar leyendo la Biblia para conocer a Dios, no tenemos otra opción. Las personas tienen el noviazgo para conocerse antes de ir al matrimonio pero los cristianos no comenzamos por la fase de conocer a Dios. El comienzo que se nos ha enseñado, es mi opinión, está equivocado pues comenzamos nuestra andadura cristiana recibiendo el Bautismo cuando no tenemos uso de razón… ¿No sería mejor formarlos en el seno familiar y esperar a que cuando sean mayores lo pidan, si están convencidos?
En la religión crecen silvestres hasta que comienzan el periodo de catequesis obligatoria y, acabada, reciben la Primera Comunión. Pasan unos años, inician otra catequesis preparatoria para la Confirmación y la mayoría, cuando acaban con las imposiciones religiosas que les pedirán en el futuro, si deciden contraer matrimonio cristiano, se olvidan del hecho religioso, la religión queda arrinconada en un segundo plano y los dioses de nuestros tiempos ocupan el lugar que corresponde a Dios.
Lamento decir que así es imposible creer por mucho que proclamemos que tenemos fe. La tendríamos si estuviéramos convencidos de quién es Dios, si conociéramos bien el camino que nos enseñó Jesús y si decidiéramos que no podemos olvidarnos de los demás. De hacerlo, el Padre se sentiría complacido y nos abriría las puertas del Reino. 
El cristiano debe saber que la creencia no puede estar sustentada en hechos tangibles como los de la convivencia diaria, si me das dinero te doy pan. Él actúa silenciosamente, sin atropellar nuestra libertad, y nosotros debemos aprender que no nos abandona porque, aunque le hagamos mal las cosas, Él nos responde cada día con ayudas invisibles pues qué sentido tendría que haya creado el universo en perfecta armonía, puesto a nuestro servicio un planeta y que después se dedique a ponerle zancadillas a los seres que colocó en él.
Debemos pensar que aquí no haremos sólo lo que nos apetece para que redunde en nuestro beneficio sino que actuaremos pensando también en los demás pero no lo hacemos y si no recibimos lo deseado la increencia nos lleva a mostrarle nuestras quejas y a pedirle explicaciones, debemos entender que no es cosa de nuestros días sino de siempre. La prueba la encontramos en Habacuc 1, 2-3:
[¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches?
¿Te gritaré: «Violencia», sin que me salves?
¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas?].
Dios escuchó el dolor de su pueblo y le mostró el camino, está  en Habacuc 1, 2-3:
[El Señor me respondió así:
- «Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido.
La visión espera su momento, se acerca su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse.
El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe.»].
Las palabras de Pablo a Timoteo nos deben ayudar a tomar el rumbo correcto y para ello recordaremos que el seguimiento y la evangelización no es bien acogida por los hombres pero sí es muy grata a los ojos de Dios.






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