Colaboración de Paco Pérez
TENER FE O NO
En
nuestros días la increencia está muy
presente en la sociedad y de ahí que los comportamientos de las personas sean
cada vez más irracionales… ¿Por qué hemos
llegado a esta situación?
Los
discípulos, poco a poco, iban comprendiendo el mensaje de Jesús y de ahí que, al percatarse de la importancia que tenía la FE para ser un buen seguidor suyo, le
hicieran la petición que se nos muestra en LUCAS
17, 5-6:
[5-6
En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó:
- «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a
esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar."
Y os obedecería.].
Si
quienes recibieron de Jesús las
enseñanzas sobre el Reino le
pidieron “Más fe”… ¿En qué nivel está la nuestra?
No
debe sorprendernos que los enemigos
de Dios hayan ido sembrando las semillas
de sus principios, contrarios a los cristianos, y que unos años después hayan eclosionado con tanta virulencia,
así han estropeado los elementos que
más necesita la sociedad para mantenerse cohesionada y fuerte: Dios, patria, familia, justicia, amor al
prójimo, sinceridad…
La
persona necesita tener esos puntos de referencia que le ayuden a caminar con
naturalidad dentro de la sociedad y, cuando
se niega a Dios, la conciencia deja de molestarnos y quedamos liberados del
freno natural que nos ayudaba a no descarriarnos. Cuando llegamos a ese punto
nos sentimos vacíos y el siguiente paso será buscar incesantemente algo que nos
ilusione para llenarnos de algo y entonces caemos en los ídolos de la vida que ellos
nos sembraron: el egoísmo, el materialismo, la injusticia, la insolidaridad,
la ruptura de la familia…
Estamos
sufriendo este caos porque decimos que somos cristianos y la realidad es que,
la mayoría, aún no hemos comprendido lo que acarrea serlo… ¿Por qué no corregimos esta realidad?
Porque
siendo este problema el mismo de los apóstoles ellos sí lo comprendieron y
decidieron que debían rectificar, por eso le pidieron que les regalara “Más fe” y nosotros lo que le pedimos es
que nos toque el “Euromillón”.
Dios pedía a las
personas que proclamaran su mensaje, denunciaran las injusticias y guiaran a la
sociedad por el verdadero camino. Todo esto ocurrió hasta que llegó el momento en
el que Jesús cerró la fase preparatoria
y abrió la página final del camino del Reino.
Él les enseñó lo que debían hacer y
lo hizo de manera práctica pero cuando su misión estuvo acabada… ¿Qué ocurrió?
La
fe se fue enfriando porque a medida
que el tiempo ponía distancia entre el inicio y el presente los sucesores fueron
desarrollando un modelo religioso distinto del que Él enseñó, nos guste o no esa es la realidad.
Todo
se puede aprender y por esa razón opino que el primer gran error de quienes
deseen ser cristianos es no comenzar leyendo
la Biblia para conocer a Dios, no
tenemos otra opción. Las personas tienen el noviazgo para conocerse antes de ir
al matrimonio pero los cristianos no comenzamos por la fase de conocer a Dios. El comienzo que se nos ha
enseñado, es mi opinión, está equivocado pues comenzamos nuestra andadura
cristiana recibiendo el Bautismo cuando
no tenemos uso de razón… ¿No sería mejor formarlos
en el seno familiar y esperar a que
cuando sean mayores lo pidan, si están convencidos?
En
la religión crecen silvestres hasta que comienzan el periodo de catequesis obligatoria y, acabada, reciben
la Primera Comunión. Pasan unos
años, inician otra catequesis preparatoria para la Confirmación y la mayoría, cuando acaban con las imposiciones
religiosas que les pedirán en el futuro, si deciden contraer matrimonio cristiano, se olvidan del
hecho religioso, la religión queda arrinconada en un segundo plano y los dioses
de nuestros tiempos ocupan el lugar que corresponde a Dios.
Lamento
decir que así es imposible creer por
mucho que proclamemos que tenemos fe. La tendríamos si estuviéramos convencidos
de quién es Dios, si conociéramos
bien el camino que nos enseñó Jesús
y si decidiéramos que no podemos olvidarnos de los demás. De hacerlo, el Padre se sentiría complacido y nos
abriría las puertas del Reino.
El
cristiano debe saber que la creencia no puede estar sustentada en hechos
tangibles como los de la convivencia diaria, si me das dinero te doy pan. Él actúa silenciosamente, sin atropellar
nuestra libertad, y nosotros debemos aprender que no nos abandona porque,
aunque le hagamos mal las cosas, Él
nos responde cada día con ayudas invisibles pues qué sentido tendría que haya
creado el universo en perfecta armonía, puesto a nuestro servicio un planeta y que
después se dedique a ponerle zancadillas a los seres que colocó en él.
Debemos
pensar que aquí no haremos sólo lo que nos apetece para que redunde en nuestro
beneficio sino que actuaremos pensando también en los demás pero no lo hacemos
y si no recibimos lo deseado la
increencia nos lleva a mostrarle nuestras quejas y a pedirle explicaciones,
debemos entender que no es cosa de nuestros días sino de siempre. La prueba la
encontramos en Habacuc 1, 2-3:
[¿Hasta
cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches?
¿Te gritaré: «Violencia», sin que me salves?
¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos,
violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas?].
Dios escuchó
el dolor de su pueblo y le mostró el camino, está en Habacuc
1, 2-3:
[El
Señor me respondió así:
- «Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se
lea de corrido.
La visión espera su momento, se acerca su término y no
fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse.
El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por
su fe.»].
Las
palabras de Pablo a Timoteo nos deben ayudar a tomar el
rumbo correcto y para ello recordaremos que el seguimiento y la evangelización
no es bien acogida por los hombres pero sí es muy grata a los ojos de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario