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jueves, 16 de abril de 2020

EL CONFINAMIENTO


Colaboración de José Martínez Ramírez
¡Hay que ver la que se nos ha liado!
Desde que Sabina se cayó del escenario,
todos creímos que estaba adormilado,
y seguimos viendo a China en el telediario.

Los autónomos muy desconsolados,
los niños en casa, sin el abuelo,
los padres que miran fijos al suelo
y aprietan los puños desamparados.

Aunque sé que ningún gobierno
estaba para esto bien preparado:
Andalucía, los “eres” del tormento,
Valencia y Madrid, también vaciado.

En Cataluña, también en el País Vasco,
todos robaron a diestro y siniestro,
se lo gastaron, no les quedó ni el casco
y nos mandaron a Sanidad un ministro.

Seguía el Gobierno, con la Ley de Igualdad,
celebrando jolgorios y eventos,
y, alegando que no veían la maldad,
les permitió ir a la calle o a los conventos.

Antes, le regalaba al Rey emérito
unas cuantas espadas en los labios,
desenterraba sólo a un muerto
y ahora no tiene dónde enterrarlos.

En primera línea de fuego,
las Fuerzas Armadas de nuestro Estado,
trabajan sin pensar en el sueldo
y ayudan a quienes están a su lado.

Les lanzaban adoquines envenenados
para sembrar el odio acumulado,
miles de contenedores ardiendo
y millones de españoles acorralados.

Con la otra mejilla mirando al cielo,
la paz se escapaba de sus manos
y, los que llegaron nuevos al Congreso,
han conseguido a todos enfrentarnos.

Quienes sufrieron una guerra, son ancianos,
ya no ven la vida como un juego
pues “Covid 19” los tiene encerrados
y ahora a ellos les ayudan nuestros sanitarios

¡Por éstos nos quitamos el sombrero
y todos nos fundimos en un aplauso!

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