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martes, 14 de julio de 2020

DOMINGO CARRETERO


Colaboración de José Martínez Ramírez
RECUERDOS DE LOS PRIMEROS AÑOS DE LA DÉCADA DE LOS SETENTA
Años setenta, pantalón de campana,
cinturones anchos de cuero,
muchas calles había empedradas.
El “Pilar redondo” allí tan quieto,
Eva María se fue al sol de la playa,
Nino Bravo nos dejaba huérfanos,
tan guapa Cecilia, también se ausentaba.

Los veladores rojos, el naranjo de ensueño
de “El Tropezón”, su vida también acababa.
el patio interior sombreado de “El Recreo”,
cierto es, todo se transforma o acaba.
Hasta los más exquisitos alimentos
cuando, a sus hermanos invitaba,
mi querido Domingo Carretero,
de cena, a la familia llevo a su casa.
Benjamín, que no era nada serio,
siempre a su acordeón abrazaba,
Salvoris con su delgadez llevó hielo,
Pascual chorizos y morcillas largas,
Sebastian un quiero y no puedo,
Antonia dice que Domingo los engaña,
y Tere se sienta, que ya hablará luego.
Cerveza bien fresquita de “El Alcázar”,
de Los Marcos es el tinto lugareño,
buen aceite para casar con las ensaladas
y, de plato estrella, el buen condimento
de un riquísimo pescado en salsa,
de Rosa y Miguel el pescadero,
aunque antes tomaron unas gambas,
entre risas, chistes y algún intento,
por quitarse la silla entre hermanas
y que alguna diera con el culo en el suelo.
Se morían los hermanos de ganas,
una vez saciados por los alimentos,
de saber qué contenía esa rica salsa.
Se levantó Domingo de su asiento,
con dos dedos sujetaba la sábana
que envolvía las tres camisas, diciendo:
¡En la Casilla del Cura fueron atrapadas,
estas tres culebras, estos tres suculentos
manjares, que habéis comido en la salsa!
Y entre los vómitos de Maruja, por ese suceso,
José Carretero echaba de menos una espada,
un cañón, una bomba, una horca de cuero…
La mesa fue divertida, jamás olvidada.
Aunque hay quien pensara, por supuesto,
que Domingo muriera antes de la mañana.

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