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sábado, 4 de julio de 2020

JESÚS ENSEÑÓ CON SENCILLEZ…


Colaboración de Paco Pérez
LOS HOMBRES DE MANERA COMPLICADA, CON MUCHAS NORMAS
Considero que Dios no nos creó para después ponernos trabas que complicaran nuestra vida y por eso entiendo que todo lo que nos sucede es fruto del COMPORTAMIENTO INADECUADO que practicamos desde el comienzo de los tiempos, de la LIBERTAD que Él nos regaló y usamos mal, de la INTERPRETACIÓN equivocada que hacemos de su mensaje y de la ACOMODACIÓN que le damos para alcanzar nuestras conveniencias… ¿Es así o preferimos engañarnos y maquillar esta realidad?
La comprensión del hecho religioso ha ido experimentando con el tiempo una evolución positiva pero insuficiente, a mi entender, y por ello no es la adecuada y, mucho menos, la definitiva.

La religión debe ayudar a las personas a comprender la VERDAD; a despertar en ellas el deseo de abrazarla y a fortalecerles la fe, esa virtud que es capaz de mover montañas, de empujarnos a participar y a dar testimonio de nuestra creencia. Este es el camino que practicó Jesús.
El judaísmo y el cristianismo no la han seguido y ese proceder desvía al creyente del verdadero camino… ¿Por qué?
Porque hay que estar muy bien amueblados para poder separar la verdad de la mentira religiosa. Jesús, con su ejemplo, orientaba al JUDAÍSMO pero no lo escucharon y, en nuestros días, todavía no queremos ver que la realidad que enseñó es válida en cualquier época.
En la antigüedad, la religiosidad del pueblo judío se guiaba por los DIEZ MANDAMIENTOS y, además, los doctores de la ley, escribas, fariseos y saduceos les agregaron 613 preceptos (365 prohibiciones, una por cada día del año, y 248 mandamientos positivos, uno por cada parte del cuerpo humano que entonces le reconocía la medicina al cuerpo humano).
Jesús les enseñaba que debían incumplir, en algunos casos, esa compleja normativa religiosa que les habían puesto. Además, también tenía otros problemas añadidos: El idioma en que estaba escrito el Libro Sagrado, el hebreo, era diferente del que hablaba el pueblo, el arameo; se necesitaba cultura y tiempo para estudiar las Escrituras y los preceptos y eso ocasionaba que sólo pudieran hacerlo unos pocos pues el pueblo sencillo, como no sabía leer, no entendía esa propuesta de cumplimientos, no tenía tiempo nada más que para trabajar y por eso se fue apartando de Dios cada vez más.
Jesús respetaba el judaísmo pero, por culpa de sus prohibiciones, intentó ayudarles enseñándoles qué debía hacerse primero y qué debía tener espera. En Mateo 12,11 está el consejo: [¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si cayere ésta en una fosa en sábado, no le eche mano, y la levante?].
El judaísmo condenaba esa acción pero Jesús la justificó por no tener espera la acción pues el animal era vital para la economía familiar.
Como el hombre nunca aprende pues cuando pasan los años y, alejados de los tiempos del Mesías, comprobamos que la historia se repite con el catolicismo. El latín estaba presente en la Biblia y en el ritual, el sacerdote celebraba la misa de espaldas al pueblo y en esa lengua pero las personas hablaban el español, aún se emplea en algunos actos de culto. Ante esta realidad debemos refrescar el recuerdo viajando al pasado reciente y así llegaremos al día 7 de marzo de 1965, cuando Pablo VI celebró por primera vez la Eucaristía en italiano y frente a los fieles. Ese día cambió el formato del cumplimiento cristiano dominical.
No obstante debemos reconocer que poca variaciones esenciales le siguieron pues continuamos con los Mandamientos de la Ley de Dios y los de la Iglesia; normas para el ayuno, la abstinencia y la penitencia cuaresmal; decretos de la Santa Sede, de las Sagradas Congregaciones romanas, de las Conferencias Episcopales; consejos, no muy lejanos, sobre los hijos que debemos tener, cómo vivir, vestir, qué hacer y que no en cada momento... Si reflexionamos un poco nos daremos cuenta que dos mil años después todo sigue estando regulado, legislado y codificado… ¿Ha cambiado, después de esa fecha, algo que haya significado un paso definitivo para la práctica evangélica?
Creo que no y por esa realidad al pueblo cristiano le está ocurriendo como al judío, se está alejando de la Iglesia cada vez más, y lo hace porque no entiende el conjunto de añadidos que le han colocado los clérigos, es decir, han repetido lo que antes hicieron los judíos.
Cristo simplificaba el mensaje y después lo convertía en ejemplo, acoger y ayudar al necesitado, y así ponía en evidencia al sistema religioso de entonces. Queda probado que Jesús concretó el cumplimiento en “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo” pero los hombres seguimos empeñados en cumplimientos que no son religión, sino tradiciones culturales que no nos comprometen a ninguna observancia diaria y ahí es donde hay que dar la batalla.
Hay religiosos y seglares que sí están comprometidos con la línea de Cristo pero también estamos otros que seguimos anclados en una línea que debemos modificar y mejorar.
Zacarías anunció al pueblo la venida del Mesías y se lo presentó como un rey victorioso que impulsaría la paz y su reino se extendería por todos los lugares de la Tierra pero a pesar de su grandeza Él sería humilde, sencillo y moderado.
¿Por qué nos empeñamos en seguir caminando por sendas equivocadas si los profetas ya anunciaban cómo sería el Mesías prometido?
Los judíos aún no lo han aceptado… ¿Y nosotros?
San Pablo, para ayudarnos a comprenderlo, nos recuerda que la vida hay que vivirla según el Espíritu y no actuando guiados por la materialidad y la debilidad humana. Si lo hacemos siguiendo el ejemplo de Jesús la gracia de Dios nos acompañará, seremos hombres nuevos y renovados que alcanzaremos la salvación pero si nos dejamos guiar por los placeres de la vida entonces seremos arrastrados por el egoísmo que está anclado en los apetitos desordenados, así no levantaremos a tiempo el vuelo y moriremos para el Espíritu.
La manifestación de Dios a los hombres es una realidad pero también lo es que la comprensión de su mensaje siempre caló más entre las gentes sencillas y que los entendidos siempre retuercen la PALABRA… ¿Por qué?
Porque su ejemplo lo acogían mejor quienes más necesitados estaban y quienes lo tenían todo, cultura y posición, consideraban que no necesitaban nada de los demás, no prestaban atención a quienes les rodeaban, seguían con el corazón endurecido y no se abrían a la verdad. Los sencillos sí lo entendieron y por eso aceptaron la realidad de su vida y le mostraron una buena disposición para convertir lo difícil en fácil sin perder por ello la alegría y la esperanza.


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