Colaboración de José Martínez Ramírez
LO MÁS IMPORTANTE, COMER
Recordando unos momentos pasados al lado de Domingo Carretero,
un buen hombre.
Solía
tomar vino blanco,
entonces
tenía bigote
como
del siglo pasado.
Domingo
tiene buen porte
ahora esta encamado.
De
joven este buen hombre
era
muy fuerte y apañado,
me
gastaba por la noche
bromas,
reíamos con descaro.
Yo
le pregunte de dónde
en
el pueblo es legendario
su
afición, que no esconde,
comer
culebra o lagarto.
Me
dijo mirando al borde,
seriamente
del vaso;
no
había sopa de sobre
ni
nada para saciarlos,
no
había en el horizonte
para
todos sus hermanos
ni
para él, eran muy pobres,
pan
o un triste plátano.
Dice
que se va y recorre
cuneta,
linde y barranco,
con
la boca ya salobre
de
sed, vio un lagarto,
sus
pies eran dos coches
y
cazó al pobre ocelado.
Antes
que se hiciera noche
lo
comió bien tostado.
Cocíname
uno, hombre,
le
dije, e insistí tanto
que
un día se esconde,
en
la espalda con su mano
donde ésta pierde el nombre,
un
ejemplar de lagarto.
Me
mira atento sobre
los
ojos, y de un salto
en
la cara me lo pone,
nunca
hubo un encargo
para
este polizonte,
que
le hiciera correr tanto.
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