Colaboración de Paco Pérez
En
el pueblo de Israel había una
cultura muy particular y en ella la FAMILIA
tenía una importancia única. En este modelo al padre le correspondía el lugar más elevado, la madre estaba en un punto más inferior pero era muy respetada
también, luego estaban los hijos y,
por último, las hijas.
Construían
las viviendas unas junto a las otras, lo hacían creando un amplio patio central
común en el que ponían el molino, el horno, los aperos de labranza, donde se
reunían después de la jornada laboral… Esta proximidad y el uso de los
elementos comunes les ayudaba a consolidar los lazos familiares compartiendo
los útiles, ayudándose en las necesidades y defendiéndose de las agresiones
externas, por estas ventajas que les ofrecía la vida comunitaria se pensaban
mucho el abandonar el colectivo porque al independizarse ya no estaban bajo el
amparo del grupo y se hacían vulnerables. Jesús,
cuando le llegó el momento, abandonó esa vida y no se preocupó de las
consecuencias que le pudieran sobrevenir después.
Otro
aspecto que no abandonaban era el cumplimiento de los principios y las
creencias religiosas del judaísmo. Siguiendo esos caminos, María y José nos dejaron un ejemplo claro de cómo debemos comportarnos los
padres con nuestros hijos para que aprendan el verdadero camino de la vida a
través de sus distintas facetas: Familia, religión, trabajo, relaciones con su
entorno social… Ellos cumplían de manera escrupulosa con el judaísmo y también con las leyes de los hombres que gobernaban en Israel. Al ser tan creyentes tuvieron
que pasar por la prueba del embarazo de María
y para ambos no fue una tarea fácil, sobre todo para José. La primera enseñanza que nos dejaron fue la de saber aceptar los hechos que Dios les propuso, lo lograron gracias a
la fe que ambos tenían en Él.
Cuando
el embarazo estaba muy avanzado tuvieron que desplazarse a Belén a empadronarse
para poder cumplir con la ley de los
hombres y estando allí nació Jesús.
Unos
días después tuvieron que ir al Templo
para presentar a Jesús ante el Señor, ofrecérselo, y rescatarlo mediante una ofrenda. En
este acto fue cuando Simeón y Ana se
presentaron a ellos y proclamaron ante los demás cuál era la misión que Jesús debería realizar entre las
personas, lo reconocieron como el Mesías
esperado y les anunciaron el
dolor que sufriría y el que causaría a los demás… ¡Estos dos ancianos son un ejemplo de cómo hay que confiar y esperar
siempre en el Señor!
José y María formaron a Jesús en sus principios morales;
a convivir en familia; a compartir espacios comunes, útiles del
hogar y del trabajo, a relacionarse con
los demás y a conocer los secretos
de su entorno rural. Todo este aprendizaje lo puso en práctica cuando comenzó su
vida pública, de esas enseñanzas
surgieron sus parábolas y con ellas las
gentes entendían lo que decía con más facilidad.
Con
el paso de los años la comunidad cristiana
ha retrocedido porque la familia ha
dejado de desempeñar el papel que le corresponde y la fe no se ha cultivado porque hemos hecho como los judíos, convertir las rutinas en preceptos
religiosos.
Hubo
un tiempo en el que las personas, cuando optaban por el matrimonio para formar una
familia, lo primero que hacían era establecer un periodo de tiempo en el
que pudieran conocerse bien, el noviazgo,
y una vez alcanzado el objetivo buscado ya formalizaban su relación ante Dios, el matrimonio.
Partiendo
de esa realidad, cuando decidiéramos ser cristianos,
lo primero que deberíamos hacer es leer la Biblia,
es la única manera que tenemos de conocer a Dios a través del tiempo y a su Hijo. Si al leerla quedamos convencidos de su mensaje entonces
desearemos insertarnos en la comunidad,
conoceremos su funcionamiento y si después de un tiempo prudencial consideramos
que deseamos ser cristianos pues entonces será momento de pedir el Bautismo… ¿Es adecuado el formato actual para entrar en la comunidad cristiana?
Considero
que se deben modificar muchas cosas que se han deteriorado con el paso de los
años, el Bautismo es una de ellas.
En
el pasado, también hubo en la sociedad desviaciones en la práctica religiosa siendo
impulsadas por la aparición de una tendencia natural a modernizar la cultura de
los pueblos. Lo reseñable es que se sustentaban en tendencias surgidas en otras
culturas. En el pueblo judío también sucedió unos dos siglos a.C. y Ben Sirá,
el autor del texto del Eclesiástico,
defendió la tradición y cultura de su pueblo preocupándose por la educación de
los jóvenes partiendo del pilar de la sociedad, la FAMILIA. Él entendía que para Dios
era una institución de gran valor y establecía en ella un rango de autoridad
que debía ser respetado por sus miembros, donde el padre y la madre ocupaban
el escalón superior, que ellos debían ser respetados por los hijos hasta el final de sus días y
prometía para aquellos que los respetaran siempre el premio de tener una larga vida, unos hijos que los respetarían a ellos y la dicha de ser escuchados por el Padre en sus oraciones.
Después de Jesús, Pablo también se preocupó de la FAMILIA y propuso a sus
miembros una serie de recomendaciones para que supieran corregir los errores de
los mayores con delicadeza, que practicaran el perdón y que respetaran la
jerarquía familiar ayudados por la práctica de la oración.
¡FELIZ salida de AÑO y que en el 2021
encontremos el camino que nos permita conocer con claridad el “Hecho religioso”
y cambiar!
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