Colaboración de Paco Pérez
Hace
2020 años, según la tradición
cristiana, una estrella excepcional apareció en Oriente y unos hombres cultos de por allí interpretaron su
aparición como el anuncio de un hecho único que iba a suceder en otro lugar
lejano... ¡El nacimiento de un rey!
Impulsados
por el deseo común de conocerlo se pusieron en camino y ella iba delante
marcándoles la ruta que debían seguir.
Después
de un largo viaje, llegaron hasta Jerusalén.
En San Mateo 2,1-12 encontramos el
relato de lo sucedido:
[Jesús nació
en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente
se presentaron en Jerusalén preguntando:
- ¿Dónde
está el Rey de los judíos que ha nacido?
Porque
hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. Al enterarse el rey
Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes
y a los escribas del país y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos
le contestaron:
- En
Belén de Judea, porque así lo ha dicho el profeta: “Y tú, Belén, tierra de
Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti
saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”.
Entonces,
Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que
había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles:
- Id
y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme,
para ir yo también a adorarlo.
Ellos,
después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que
habían visto comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba
el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron, vieron
al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron; después,
abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y
habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se
marcharon a su tierra por otro camino.].
Este
año, lamentablemente, la irrupción de COVID19
en todos los lugares de la Tierra ha
cambiado nuestras vidas de manera total al entorpecer
el entramado del trabajo; deprimir
la economía familiar, nacional e internacional; impedir las
relaciones familiares y sociales y,
como no, imposibilitando que la celebración de la tradición religiosa
del NACIMIENTO de JESÚS se haga con la libertad y la alegría de antes.
Por
lo dicho, este año estamos celebrando la
NAVIDAD de manera diferente: Los ancianos
y mayores están solos en sus casas
pues los hijos, nietos y familiares no pueden acompañarlos porque la prudencia
es la mejor medicina; ha habido desplazados
que no pudieron acudir al terruño porque las normas legales se lo impidieron; camioneros que, de manera inesperada,
se han visto atrapados en países extranjeros porque los cierres fronterizos les
impidieron salir o entrar; sanitarios
que tienen menos descanso porque su presencia en los centros hospitalarios es
mayor de lo habitual debido al aumento de nuevos casos; las Fuerzas de Seguridad del Estado porque
están en alerta permanente… Los únicos que siguen en la misma situación de
siempre son los preferidos de Jesús,
es decir, aquellos a los que Él tanto ama porque siguen viviendo solos y alojados en
la calle, porque siguen olvidados y abandonados
por los hombres y por el sistema político de turno.
Jesús vino y nos
mostró el camino de la verdad… ¡Amar al
prójimo como a nosotros mismos!
¿Hemos puesto en marcha su proyecto
humanitario?
Yo
opino que 2020 años después de su
nacimiento seguimos sin practicar ese mandamiento y, ni con la helada que
tenemos encima, cambiamos el paso.
Hay
un refrán que hoy lo ha recordado mi
esposa mientras charlábamos con unas personas conocidas y que viene como anillo
al dedo para el tema: [La salud y la libertad no son valoradas hasta que son
perdidas.].
Es
evidente que el refrán se está cumpliendo porque la salud está cada día más en
peligro por culpa del virus pero él sigue
a lo suyo pues si se ve en peligro muta y se propaga con más rapidez. También
nos está enseñando que mientras la sociedad sufre por el desempleo él no
descansa porque está pluriempleado
al trabajar de carcelero y lo hace sin ponernos grilletes ni tenernos prisioneros en cárceles; de comecocos pues tiene asustados a gran
parte de la humanidad y, como tiene mucha vitalidad, le sobra tiempo para
viajar por el planeta para ser el verdugo
de un montón de criaturas inocentes.
Esta
realidad ha encontrado una gran ayuda en un sector de la sociedad que,
desafiando la realidad, no están cumpliendo las normas que entorpecen su desarrollo
y favoreciendo su divulgación de manera irresponsable. Estos hechos son los
culpables de que hayamos retrocedido y de ahí que estemos celebrando la Navidad
con restricciones y añorando cómo se recordaba en el pasado el NACIMIENTO de Jesús, os traigo la letra de un villancico tradicional:
LOS CAMPANILLEROS
En la noche de la noche buena
bajo las estrellas por la madrugááá,
los
pastores con sus campanillas
adoran al niño que ha nacido ya
y con devoción…
Van
tocando zambombas y panderos
cantándole
coplas al niño de Dios.
(Bis)
En los campos de mi Andalucía
los campanilleros por la madrugááá,
me
despiertan con sus campanillas
y con sus guitarras me hacen llorar
y con devoción…
Van
tocando zambombas y panderos
cantándole
coplas al niño de Dios.
(Bis)
No preguntes que pasa esta noche
que nadie reposa ni puede dormir,
no preguntes y canta conmigo
que Dios ha nacido pa hacerte feliz
y con devoción…
Van
tocando zambombas panderos
cantándole
coplas al niño de Dios.
(Bis)
Una senda con polvo de estrellas
por entre los montes conduce a Belén
y tres reyes caminan por ella
que vienen buscando al Dios de Israel
y con devoción…
Van
tocando zambombas panderos
cantándole
coplas al niño de Dios.
(Bis)
Esta noche que Dios ha nacido
la gloria del cielo brilla mucho más
y en la tierra se abre un camino
pa todos los hombres que anhelan la paz
y con devoción…
Van
sonando zambombas panderos
cantándole
coplas al niño de Dios.
(Bis)
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