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lunes, 26 de abril de 2021

LOS CURAS EN VILLARGORDO

                                             Colaboración de Paco Pérez

D. ISAAC TENEDOR OLIVARES

Fue un sacerdote que, al jubilarse, vino a vivir a Villargordo porque aquí residía la hija de un hermano, Dª Teresa Tenedor Teruel, y ella lo atendió hasta el final de su vida.

Esta señora estaba casada con
D. José Uceda Flores, ambos ejercieron aquí como maestros de Enseñanza Primaria.
Tuvieron tres hijos:
Mari, Ángel y José Uceda Tenedor, ambos en esta foto.

Ángel
reside en Jaén, donde ejerció como maestro hasta su jubilación y los otros dos ya fallecieron.
En conversación telefónica mantenida con él hablamos de D. Isaac, me comentó que murió el 1 de diciembre de 1957, con más de ochenta años, y que está enterrado con sus abuelos maternos en el Cementerio de nuestro pueblo.
Estuvo de párroco en Hornos de Segura (Jaén), y fue destinado a esa parroquia porque ganó la oposición y esa circunstancia le hizo ejercer allí hasta su jubilación. Después estuvo ayudando, durante un corto periodo de tiempo, como sacerdote agregado en la parroquia de Santa María de Atocha, en Madrid. Esta labor la realizó por la amistad que tenía con el obispo que en aquellos años había en la capital. También fue confesor de San Pedro Poveda, el fundador de las Teresianas, un cura de Linares que fue asesinado durante la Guerra Civil.
Recuerda Ángel que cuando D. Isaac se vino al pueblo su madre le acondicionó una habitación que él utilizaba como dormitorio y capilla, donde el anciano sacerdote decía misa y él le ayudaba como monaguillo. También le ayudaba en la parroquia cuando él sustituía al sacerdote porque algún domingo no podía, eran los años en los que los acólitos tenían que responder al sacerdote en latín.
Yo tenía muy pocos años cuando él iba a nuestra parroquia para oficiar la Eucaristía pero guardo de él dos imágenes imborrables. En una lo recuerdo ataviado con la tradicional sotana y cogido del brazo de una señora, me imagino que sería doña Teresa, mientras caminaba por la plaza de la Iglesia dirigiéndose al templo parroquial y la otra en el altar mayor oficiando la misa, cuando el sacerdote y los acólitos estaban de espaldas a los fieles.

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