Colaboración de Paco Pérez
Terminó la Semana Santa que comenzó el 28 de marzo con el Domingo de Ramos, día en el que la cristiandad recordó el acontecimiento histórico-religioso de la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén y continuó, durante los otros días de la festividad, con la Pasión, Muerte y Resurrección. El 4 de abril, Domingo de Resurrección o de Gloria, fue el día cumbre de ella y en las lecturas de los textos alusivos a este hecho se recordó que lo sucedido fue un regalo del Padre a las personas… ¿Por qué?
Si
durante los dos milenios que nos separan de estos acontecimientos hubiéramos
realizado los cristianos un mayor esfuerzo para centrarnos en lo esencial de
nuestra creencia es posible que ahora formáramos una comunidad comprometida con
la realidad que predicó Jesús:
1.-
Amar a Dios sobre todas las cosas.
2.-
Amar al prójimo como a nosotros mismos.
Como
es lógico esos dos amores deberían tener un desarrollo más amplio y, sobre
todo, más práctico. Opino así porque el modelo religioso que hemos abrazado,
la mayoría de las personas, se caracteriza por actuar según el mensaje de esta
frase: “Una cosa es predicar y otra dar trigo”. Si reflexionamos sobre
el mensaje de Cristo comprobaremos que seguimos esa línea porque nuestra
práctica no se ajusta al ejemplo de vida que Él nos enseñó y ahora deberíamos
seguir, “decir y hacer”.
Muchos
cristianos practicamos una religión de “belenes, panderetas, zambombas y
villancicos”, “novenas, septenarios, quinarios y triduos” o “procesiones,
capirotes, túnicas, saetas y marchas de pasión” y cuando acaban esas
prácticas, nos sentimos muy satisfechos, nos despedimos hasta el próximo año y
nuestra religiosidad regresa una vez más a su punto de partida. Al día
siguiente de acabar los actos ya dormimos relajados en el colchón que nos
regala cada año la “tradición” y adormecidos con el tranquilizante que
nos inocula la creencia popular de que hemos cumplido con el deber de acompañar
a nuestras imágenes. Esta realidad se da cuando nos sentimos empujados por la “tradición”
que hemos vivido desde nuestra niñez, en casa o en los “rituales”
de la parroquia, pero cuando se presentan elementos climatológicos
adversos o Covid19 y no podemos cumplir con ella entonces muchas
personas lloran desconsoladas porque la imagen titular de su cofradía
no pudo procesionar en el día que está establecido en sus Estatutos
fundacionales.
Pues
bien, como en la vida hay que tomar postura ante los hechos opino que recordar
y profundizar en los acontecimientos que ocurrieron alrededor de la
vida de Jesús nos hará mejorar nuestra praxis pero no estoy convencido
de que los actos que organiza la “tradición” sean una acción correcta de
la nuestra porque ella no nos compromete a nada con el prójimo y el “CRISTIANISMO”
debe entenderse como un compromiso diario de cambio, el que debemos abordar sin
demora, para que así hagamos cosas diferentes a las que veníamos haciendo. Lo fácil
es decirlo, debemos reconocerlo, pero lo difícil es plantearnos qué
hacer y cómo hacerlo para lograrlo.
Si
queremos encontrar la VERDAD sobre este escabroso tema debemos buscarla
donde está y para ello recordaremos qué hacía Jesús para ayudarles
a comprender mejor sus mensajes. Él les ponía ejemplos sacados del entorno
rural en que vivían quienes le escuchaban, lo que conocían todos: La vid, la
oveja descarriada, el sembrador, la cizaña y el trigo… Siguiendo esa
metodología os propongo situarnos en nuestros días y preguntarnos:
-
¿Qué hacen los jóvenes cuando consideran que les ha llegado el momento de
sentar la cabeza y formar su familia?
Visitan
los espacios donde se reúnen los de su edad para relacionarse en un ambiente
sano y distendido que les permita conocerse con sencillez y sin los prejuicios
que solían acompañar en el pasado a los mayores cuando deseaban encontrar la
mujer o el hombre de sus sueños.
Pues
siguiendo esa línea sencilla iremos hasta donde está lo que buscamos y, como
queremos conocer a Dios, el camino correcto que tenemos a nuestro
alcance para lograrlo está en comenzar a leer la Biblia, visitar los templos,
relacionarnos bien con el prójimo, respetar y cuidar la naturaleza...
La
lectura de la Biblia, opino, debe ser fruto del deseo de conocer
cómo adecúa el Padre, a través del tiempo, la manera de manifestarse a
las personas y que lo hace sin prisa pero sin pausa; cómo estableció Jesucristo
las bases del “cristianismo” y cuál es nuestra responsabilidad como
cristianos. Además, una vez leída, deberemos continuar profundizando ayudados
de las explicaciones de la Teología Católica pues así enriqueceremos lo
aprendido y comprenderemos los textos mejor.
Para
REFLEXIONAR sobre la SEMANA SANTA os propongo LEER con
detenimiento:
La
Ley que Dios entregó a Moisés en el Sinaí, está en ÉXODO 20, 1-17:
[1 Y habló Dios todo esto diciendo:
2 <<Yo soy Yahvé, tu Dios, que te he sacado
de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre.
3 No tendrás otros Dios que a mí.
4 No te harás escultura ni imagen alguna de
lo que hay en lo alto de los cielos, ni de lo que hay abajo sobre la tierra, ni
de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.
5 No te postrarás ante ellas, y no las
servirás, porque yo soy Yahvé, tu Dios, un Dios celoso, que castiga en los
hijos la iniquidad de los padres hasta la tercera y cuarta generación de los que
me odian,
6 y hago misericordia hasta mil
generaciones de los que me aman y guardan mis mandamientos.
7 No tomarás en falso el nombre de Yahvé, tu
Dios; porque no dejará Yahvé sin castigo al que tome en falso su nombre.
8 Acuérdate del día del sábado para
santificarlo.
9 Seis días trabajarás y harás tus obras,
10 pero el séptimo día es día de descanso,
consagrado a Yahvé, tu Dios, y no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu
hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero
que esté dentro de tus puertas,
11 pues en seis días hizo Yahvé los cielos y la
tierra, el mar y todo cuanto en ellos se contiene, y el séptimo descansó; por eso
bendijo Yahvé el día del sábado y lo santificó.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para
que vivas largos años en la tierra que Yahveh, tu Dios, te da.
13 No matarás.
14 No adulterarás.
15 No robarás.
16 No testificarás contra tu prójimo falso
testimonio.
17 No desearás la casa de tu prójimo, ni la
mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni
nada que de cuanto le pertenece.»].
En
los
textos que la Biblia nos ha mostrado en estos días hemos leído
uno en el que Jesús nos enseñó cómo debemos ORAR,
lo encontramos en Lucas 22, 39-44:
[39 Saliendo, se fue, según costumbre, al monte de los Olivos,
y le siguieron también sus discípulos.
40 Llegado allí díjoles:
- Orad para que no entréis en tentación.
41 Se apartó de ellos como un tiro de piedra, y, puesto de
rodillas, oraba, 42 diciendo:
- Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya.
43 Se le apareció un ángel del Cielo que le confortaba.
44 Lleno de angustia, oraba con más instancia; y sudó como
gruesas gotas de sangre, que corrían hasta la tierra.].
También
nos enseñó que cualquier lugar es bueno para orar, como lo fue un campo de
olivos, y que lo hagamos comunicando al Padre nuestros problemas
e inquietudes.
¿Tiene
sentido dirigirnos a una imagen para que su titular interceda ante el Padre por
nosotros y rezar leyendo oraciones impresas en un papel o repitiendo muchas
veces las mismas oraciones?
Si
Cristo lo hacía con sencillez… ¿Por qué somos tan amantes de cambiar
esa forma de orar tan sencilla y directa para practicar otras que son
rebuscadas e impersonales?
LA SEMANA SANTA
EN IMÁGENES
Ahora
os ofrezco una breve muestra de cómo se vivió en nuestro pueblo la “tradición”
en los años 2013 y 2016:
1.-
Domingo de Ramos, “Borriquita”:
-
Monumento para velar el “Santísimo”.
-
“Nuestro Padre Jesús Nazareno” y la “Virgen de la Amargura”.
–
La “Virgen de los Dolores y San Juan”.
-
El “Resucitado”.
- Una “Saeta” interpretada, en “El Paseo”, por Juan “El Bolo” y Alfonso “El Beatrizo” acompañándolo con la “Caja”.
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